Escudo de la República de Colombia

La comunidad universitaria lamenta profundamente el fallecimiento de Edgar Mauricio Álvarez Echavarría quien trabajó en la UNAL Medellín durante 29 años, un hombre que dejó un gran vacío en quienes lo conocieron y compartieron con él.

 

Sus compañeros de trabajo lo recuerdan para homenajear el gran ser humano que fue, una persona servicial, buen compañero, leal, responsable, respetuoso, siempre con una actitud positiva, cordial y sonriente.  

 

Mauricio Álvarez Echavarría fue Ingeniero Mecánico egresado del Pascual Bravo, en 1992 comenzó su historia en la Universidad Nacional de Colombia como vigilante, donde estuvo cerca de 6 años, y tras ganar una convocatoria pública comenzó como laboratorista de Máquinas y Medidas Eléctricas de la Facultad de Minas donde duró alrededor de 18 años, en el 2016 pasó a ser Técnico Operativo del Laboratorio de Tecnología y Diseño de Materiales, allí estuvo hasta el 2021.

 

Cuenta Luz Mery Arrubla, compañera en el Laboratorio de Tecnología y Diseño de Materiales, ubicado en el Bloque M17 del Campus Robledo, que era muy juicioso, incluso relata que en todo momento llevaba un cuaderno y un lápiz donde anotaba todo, su oficina impecable, brillaba por la limpieza y el orden, además en el fondo de pantalla del computador, sobresalía su adorada familia.

 

John Jairo Tabares García, uno de sus entrañables amigos de la UNAL expresó que siempre destacará su compromiso, paciencia, lealtad, su gran amistad, y honradez, “era una persona muy servicial, aportaba su conocimiento y experiencia a los compañeros, con un alto sentido de pertenencia por la universidad y muy serio en su lugar de trabajo. Lo que más disfrutaba era compartir con la familia, en la universidad le gustaba mucho tomar el cafecito en las mañanas y hablar de fútbol cuando su amado DIM ganaba los partidos”.

 

Juan Esteban Álvarez, su hijo y quien actualmente se desempeña como estudiante auxiliar en la Unidad de Gestión Administrativa en el área de archivo, manifestó que, “como padre era atento y dedicado, siempre con una motivación para ir en busca de los sueños; de las cosas que más disfrutaba era ir al estadio a ver a su equipo del alma; compartimos mucho tiempo, jugábamos fútbol, videojuegos, parqués y ajedrez”.

 

Jork Ladyz Marín Tilano, su esposa, quien le decía con cariño ´flaco´, expresó que, “su cuerpo se fue, pero su alma y amor quedará como una huella imborrable en su memoria; la vida nos separó, pero 31 años de matrimonio son más fuertes para seguir juntos amándonos desde la distancia. Gracias le doy a Dios y a ti por regalarme tantos momentos felices: cuando nos casamos, el nacimiento de nuestros hijos Jonnathan Andrés y Juan Esteban, como olvidar tantos viajes y paseos juntos llenos de alegría y mucho amor”.

 

Jonnathan Andrés Álvarez Marín, su hijo mayor, afirmó que fue la persona más valiente que conoció, “como olvidar cuando me enseñó a montar bicicleta, cuando jugábamos con mi hermano fútbol, son momentos que nunca se borrarán. Siempre estuvo cada que lo necesitaba, el mejor ejemplo de responsabilidad, valentía, respeto y perseverancia. Papá te amo y siempre estarás vivo en mi corazón”.

 

Aldemar Lugo, otro de sus amigos, con quien compartió el mayor tiempo en el Bloque M7, mientras Mauricio era técnico operativo del Laboratorio de Máquinas y Medidas Eléctricas, expresó que dentro de sus cualidades como compañero resalta su solidaridad, una persona afable, con liderazgo y siempre dispuesto a colaborar y trabajar en equipo. “Las cosas que más le generaban felicidad era disfrutar el logro y sueños de sus hijos, su gran orgullo”.

 

Tabares García agregó que un recuerdo inolvidable fue cuando ingresaron a la Universidad a trabajar en el año 1992 y muchos compañeros los confundían porque ambos eran muy delgados, pesaban 52 kilos. “Él me contaba del anhelo de jubilarse e irse a vivir a Santa Fe de Antioquia al lado de su esposa y disfrutar de los placeres de la vida”.

 

Rigoberto Muñoz Correa, auxiliar administrativo de gestión de bienes, trabajó con Mauricio en el año 1995 y aseguró que siempre lo recordará como una persona comprometida con su trabajo, siempre reflejando empatía y respeto hacia los demás.

 

Guillermo Restrepo, coordinador de vigilancia en la UNAL Medellín recuerda una anécdota muy particular, cuando trabajaba en la vigilancia, Mauricio en su ronda cotidiana, por el sector de UNISALUD, reportó un curioso acontecimiento, “por la radio, avisó a su compañero que una chiva había tenido un ternerito, y desde ese momento lo apodaron “El Fenómeno”.

 

Luz Delia Grisales Valencia, secretaria de Bienestar Universitario de la Facultad, lo recordará con su sonrisa particular, puntual en su trabajo, dedicado y cumplidor de sus deberes, cumplidor de metas propuestas, una persona emprendedora y arriesgada, capaz de afrontar retos y dar cumplimiento a estos.

 

“Era el amigo incondicional que escuchaba sin criticarnos, siempre encontré en él una respuesta ´con mucho gusto profe, lo que usted diga´”, relata Clara Rosa Rojo Ceballos, profesora adscrita al Departamento de Energía Eléctrica y Automática quien lo recuerda como una persona poco locuaz, pero acertada cuando expresaba sus opiniones y sugerencias, muy respetuoso y colaborador con los estudiantes y docentes.

 

Mauricio se capacitó para ser Tecnólogo Electromecánico, y según el profesor Orlando de Jesús Arcila Montoya, adscrito al Departamento de Energía Eléctrica y Automática, envolvía un ser que constantemente estaba pendiente del bienestar propio y de su esposa, el futuro de sus hijos. “Gozaba de gran aprecio por los estudiantes, ya que se preocupaba por ayudarlos a resolver dudas en todo lo relacionado con los equipos, instrumentos de medidas, tableros de mando y maniobra, máquinas eléctricas, accionamientos eléctricos y demás aspectos relacionados con la infraestructura del laboratorio; lo caracterizaba la alegría de vivir, la potencia de voz y el desparpajo natural de su forma de reír”.

 

Arcila Montoya agregó que también tuvo una participación destacada en todo el proceso del traslado de los laboratorios de Máquinas y Medidas Eléctricas del bloque M3 hacia el bloque M7, aportando ideas que permitieran generar la nueva distribución y localización de las máquinas y tableros para tratar de optimizar las nuevas áreas con relación a los grandes espacios que se tuvieron en el bloque M3.

 

Luz Marina Grisales Valencia, secretaria del Departamento de Energía Eléctrica y Automática lo recuerda como por una persona ejemplar, alegre y jocoso, colaborador, tanto con estudiantes, profesores y compañeros de trabajo. “Siempre resaltó su inteligencia, manejaba varias áreas del conocimiento, Electrónica, Máquinas, Sistemas, Mecánica, Materiales y Construcción, etc., prueba de ello fueron sus logros de ascenso laboral; que de Vigilante pasó a Laboratorista y luego a Técnico Operativo; afrontando el reto en su último ascenso (capacitarse en asignaturas propias del Laboratorio de Materiales), las cuáles cursó y aprobó con éxito; pues su lema era: ´del tema que no sé, me capacito, aprendo y lo pongo en práctica´”.

 

Añadió que, “con los estudiantes era muy especial, siempre estaba dispuesto a orientarlos con los montajes de las prácticas de los cursos de Máquinas Eléctricas, Laboratorio de Circuitos, Laboratorio de Medidas, Alto Voltaje, Electrónica y otras asignaturas; les explicaba con lógica por qué ciertos montajes no daban, cuál era la falla, les indicaba que precauciones que debían tomar con los equipos, la lectura e interpretación de los planos, entre otros. Te vamos a extrañar por siempre”.

 

Por: AMR

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