Escudo de la República de Colombia

Toda la comunidad universitaria de la Facultad de Minas y de la Universidad Nacional de Colombia en general, lamenta profundamente el fallecimiento del profesor Antonio Romero Hernández, una gran pérdida, no solo para la institución sino para el país.

 

 

 

 

En 1979 con su trabajo de grado: “Predicción de mezclas para obtener coque de fundición” se tituló como Ingeniero de Minas y Metalurgia de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín.  A su vez, Antonio Romero Hernández, ingresó como profesor del Departamento de Recursos Minerales en el que estuvo vinculado por más de 40 años, allí dictó asignaturas como geología física, economía de minas, análisis de proyectos mineros y caracterización del Sector Minero Colombiano.

 

Años más tarde tuvo el privilegio de iniciar sus estudios de posgrado en Francia, primero obtuvo, en 1982, un diploma de Estudios Avanzados de la Escuela Nacional de Geología (ENSG), y en 1984 el título de Doctor en Ingeniería en materias primas minerales y energéticas del Instituto Nacional Politécnico de Lorena (INPL).  

 

Su inteligencia y gran visión de país lo llevaron a ser parte de Ingeominas, según Jorge Martín Molina Escobar, profesor adscrito al Departamento de Geociencias y Medio Ambiente, allí estuvo al frente de la subdirección de Minería, subdirección de Química; en la jefatura de la oficina de Planeación; y Director General (e); también fue presidente de más de 10 Congresos Nacionales de Minería, único académico nacional delegado en la presidencia de Virgilio Barco para la creación del Decreto Nacional de Minas 2655 de 1998; e hizo parte de juntas directivas de empresas como, Ecocarbón, Ecominas Y Minerlaco.

 

Foto: Cortesía.

 

Igualmente, en la UNAL Medellín fue director del Centro de Investigaciones en Minería y Metalurgia Extractiva (CIMEX), director del Departamento de Recursos Minerales de la Facultad de Minas, jefe de laboratorio de carbones, director del Parque Tecnológico de la Minería y la Energía, y del Centro de Pensamiento Responsabilidad y Sostenibilidad de la Industria Minera, además de director del boletín de Ciencias de la Tierra. También fue socio y fundador de la Asociación de Ingenieros de Minas de Colombia (AIMC), presidente de la Asociación de Geólogos e Ingenieros de Minas y de Petróleos (AGEMPET) y presidió durante varios años la junta del Colegio Colombo-Francés de Medellín. 

 

El profesor fue pionero en la creación de los grupos de investigación, primero fundó el Grupo de Investigación en Georrecursos, Minería y Medio Ambiente (GEMMA); y luego el Observatorio Ígnea, lo que según Wilfredo López, ingeniero egresado de la Facultad y quien lo acompañaba en algunas de sus clases como conferencista, da muestra de lo visionario que era, "siempre estaba un paso adelante, por ejemplo él fue quien sentó las bases para la creación de la Comisión Colombiana de Recursos y Reservas Minerales en el año 2010 y que a pesar de muchas dificultades para su ejecución, hoy es una realidad", un organismo cuyo principal interés es desarrollar guías de buenas prácticas para el desarrollo de proyectos mineros bajo 4 principios: transparencia, veracidad, imparcialidad y competencia.

 

 

Jorge Alberto Jaramillo Pereira, egresado del programa de Ingeniería de Minas y Metalurgia y actual secretario de Minas de Antioquia, aseguró que era un maestro de maestros, un formador, y potencializador de talentos, “siempre me sorprendió su inmenso amor por la minería”. Junto a él, en el año 2005 la ANDI y la Gobernación de Antioquia fundaron la Feria Minera con el objetivo de tener una exhibición de máquinas, joyerías, banco de proyectos; y un Congreso Nacional de Minería. “Era un gran intelectual, constructor de futuros, co-creador de ideas; el alma, vida y corazón del Congreso Nacional de Minería” , enfatizó a la vez que recalcó que gracias a los primeros años de la Feria Minera se dio la llegada de las grandes empresas inversionistas que dinamizaron la economía del sector y aún hoy se empiezan a ver los frutos con algunos proyectos. 

 

 

Foto: Cortesía.

 

Una vida al servicio de la academia, el país y la institución, y es que precisamente sus colegas lo recuerdan por su gran ejemplo de sentido de pertenencia con la Universidad Nacional de Colombia, especialmente por su Facultad de Minas, "fue muy respetado por sus estudiantes, por su carisma, profesionalismo e interés en el desarrollo y en la formación integral de todos los que pasaron por sus cursos como contribución al mejoramiento del país. En su quehacer se destacaba la buena administración y gestión, el respeto para con sus colegas, directivas y estudiantes, una persona que nunca se cansó de proyectarse y hacer proyectar a la Facultad y a la universidad hacia un mejor futuro", resaltó el profesor Hugo Armando Estupiñán, actual director del Departamento de Materiales y Minerales.

 

 

La inteligencia de Romero Hernández le permitió dar luz a proyectos trascendentales para el desarrollo económico de Antioquia y del país, como el estudio de lavabilidad de carbones de Amagá en 1980, el estudio energético de Antioquia en 1988, minerales estratégicos para el desarrollo de Colombia en 1995, el prediseño del catálogo Metalúrgico del Oro en 1998, el Plan Nacional de Desarrollo Minero junto con la UPME en ese mismo año. 

 

En los últimos años estaba trabajando en proyectos como la fase II del Centro de pensamiento en Responsabilidad y Sostenibilidad de la Industria Minera, el diplomado en sistemas de gestión en minas subterráneas, estudios de evaluación de la amenaza, vulnerabilidad y riesgo por fenómenos de remoción en masa, inundación y avenidas torrenciales en el departamento de Risaralda; y el traslado de la cabecera municipal de Murindó con la Gobernación de Antioquia, además de la elaboración de los estudios y diseños para la reapertura del cauce natural del río Murindó. 

 

 

Antonio Romero Hernández, y el ex Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, Ricardo José Lozano Picón. Foto: Cortesía. 

 

John Willian Branch Bedoya, profesor adscrito al Departamento de Ciencias de la Computación y de la Decisión y amigo del profesor Antonio, enfatizó en que era un convencido de la necesidad de generar conocimiento en el país, y un abanderado de la causa por incrementar la transferencia de conocimiento, desplegado a lo largo y ancho del territorio colombiano, a través de diferentes mecanismos relacionados con la apropiación social del conocimiento para el cierre de las brechas sociales y el crecimiento de la economía.

 

Roberto Castañeda López, egresado del programa de Ingeniería de Minas, compañero de estudio, amigo y colega, expresó que, “las conversaciones que sosteníamos estuvieron centradas en un concepto abstracto, ´La Ética´, pero, con ejemplos reales y vivencias propias o ajenas, aterrizábamos a lo pragmático. En los últimos semestres de su docencia universitaria tomó la decisión de reiniciar la asignatura de Ética en la Facultad de Minas, iniciativa trascendental en la formación integral de los estudiantes y de alto valor para la comunidad universitaria y la sociedad colombiana”.

 

Según Castañeda López, Antonio decidió ser el docente responsable de la asignatura de Introducción a la Ingeniería de Minas y Metalurgia dada la importancia de que los estudiantes de primer semestre tuviesen desde el inicio de la carrera amplia información de las oportunidades y retos de su desarrollo profesional en el sector minero, "en ese esfuerzo se acompañó de manera acertada con profesores colegas y profesionales con experiencia en la industria, para que compartieran sus conocimientos académicos y prácticos en distintas temáticas de la minería. Estos dos ejemplos de su visión y compromiso de ayudar en la formación ética e integral de sus estudiantes”.

 

Verónica Botero Fernández, Decana de la Facultad de Minas manifestó que Antonio siempre se destacó por ser innovador y visionario, por ser un adelantado en cada época. "Un profesor comprometido con el desarrollo territorial, con una mirada holística de los procesos necesarios para lograr el desarrollo económico sustentable; interesado por formar integralmente a sus estudiantes. Continuamente se preocupó por proponer espacios de discusión y construcción de soluciones nacionales. Las comunidades pierden un investigador y ser humano preocupado por sus necesidades; los estudiantes un gran maestro que siempre procuró darles una educación íntegra; los docentes perdemos un colega y amigo entusiasta por la creación, la renovación y la innovación, con sentido de lo público y gran humanismo".

 

Su entrañable amigo y coequipero, Jorge León Pérez Peláez, arquitecto jubilado de la UNAL, quien lo recuerda con mucha melancolía, aseguró que estuvo trabajando a su lado por más de 25 años en el Centro de Pensamiento Responsabilidad y Sostenibilidad de la Industria Minera, en el grupo GEMMA y en el observatorio Ígnea. “Un ser humano extenso en su pensamiento, continuo en su hacer, trazaba una ruta y ese era el norte a seguir, un soñador e integrador; tenía la capacidad de construir grandes equipos, conformados por profesionales interdisciplinares de alta calidad; un excelente líder, ejecutor, esclavo de la planeación, una persona que siempre estaba mezclando la academia con las posibilidades de país”.

 

Para León Pérez la academia perdió un genio que tenía la problemática minera mundial en su mente y la sensibilidad de los recursos naturales, la geografía, el territorio y la cultura étnica, de hecho, recuerda que a finales del siglo pasado realizaron un proyecto pionero de innovación, emprendimiento, y gestión tecnológica con un grupo indígena, en la mina de azufre natural “El Vinagre” localizada en el Municipio de Puracé Departamento del Cauca, a 50 kilómetros de la ciudad de Popayán, una  mina a 3.600 metros de altura sobre el nivel del mar; allí con el Ministerio de Minas lograron implementar un plan de modernización, buenas prácticas y con diferentes estrategias de mercadeo lograron dinamizar la economía de este territorio.

 

Rafael Ángel Roldán Jiménez, jubilado de Mineros S.A., Asociado de la Asociación de Profesionales del Sector Minero de Colombia-AIMC- y Líder de varios de sus Comités, expresó que, "hablar de Antonio, ahora que ha partido, adelantándose a nuestro inexorable destino, mi amigo, compañero de clases en la década de los 70’s, colega como Ingenieros de Minas y Metalurgia, egresados de la Facultad, con quien tuve el honor de compartir profesionalmente en muchísimos aspectos relacionados con el acontecer de la Industria Minera del país y su relación con las actividades político-económicas, es hablar de un gran ser humano. Incansable trabajador, analítico y estudioso como ninguno, investigador, docente y formador durante toda su vida profesional de 42 años, comprometido en una formación ética e integral del estudiantado, impregnando en ellos un espíritu transformador y de emprendimiento. Un ejemplo de lo que es ´Trabajo y rectitud´, un visionario, un crítico y conciliador a la vez, un hombre con criterio y con carácter, de argumentaciones con coherencia, un padre de familia responsable y también un padre para sus estudiantes... Nos deja un gran legado, por lo que lo recordaremos por siempre y lo mantendremos en nuestra memoria y en nuestros corazones". 

 

Jorge Eliécer Córdoba Maquilón, profesor adscrito al Departamento de Ingeniería Civil manifestó que era un hombre muy amable, conciliador y que siempre buscaba el beneficio de las comunidades más necesitadas, “realizaba proyectos de viviendas sostenibles, de generación de energía a lugares lejanos, y en particular uno de los proyectos más lindos en el que tuve la oportunidad de trabajar con él sobre la reubicación del casco urbano del municipio de Murindó”.  

 

Oswaldo Ordóñez, profesor del Departamento de Geociencias y Medio Ambiente y actual director del Grupo GEMMA, destacó su gran capacidad de trabajo, “el país perdió un gestor de la minería, a quien siempre proyectó institucionalmente las capacidades humanas, científicas e investigativas hacia afuera”.

 

Algunos de sus estudiantes como Marlon Stiven Suarez Muñoz quien vio las asignaturas de Gestión de Recursos del Subsuelo en la Economía  y Economía de Minas, lo recuerda como un referente de la ingeniería de minas en Colombia, un ser humano pensante, crítico y visionario que como docente deja un legado de enseñanzas que el tiempo no borrará en cada uno de los estudiantes que tuvieron el privilegio de pasar por su aula de clase.

 

Gloria Elena Ruiz Giraldo, secretaria jubilada del Departamento de Materiales y Minerales nunca olvidará al profesor, aseguró que su legado y enseñanzas permanecerán latentes en toda la comunidad universitaria eternamente, “las palabras se quedan cortas, un excepcional ser humano en todo el sentido de la palabra”, dijo a la vez que recordó, una tarde cuando el profesor la sorprendió con una serenata, debido a sus 25 años de labores en la UNAL “me quedo con ese recuerdo fui muy feliz y siempre estaré agradecida con él".  

 

Oscar Jaime Restrepo, otro de sus colegas profesores dijo que Romero Hernández era un profesional incansable en la defensa del sector minero y la economía nacional. "Un hombre que desde la academia y el sector público construyó país y siempre pensó en proyectos mineros de gran envergadura, en los diferentes cargos que ocupó desarrolló una labor exitosa".

 

Juliana Pérez Monsalve, coordinadora del Sistema de Gestión de Oportunidades del Centro de Desarrollo e Innovación CDI y quien trabajó durante varios años con Romero Hernández, afirmó que, “siempre veía oportunidades, era muy apasionado con cada proyecto o trabajo que realizaba, respetuoso de la opinión de los demás, pero también era un gran crítico -analizaba desde distintas perspectivas, entendía a la perfección los asuntos de país y del relacionamiento con entidades públicas y privadas. A veces era amigo, otras veces padre, pero siempre maestro, me guió en todo, en lo laboral, en lo académico y en lo personal”. 

 

 

Antonio Romero Hernández, el maestro.

 

Por: Gustavo Viena Casas

 

El hombre de las ideas, la prospectiva, el análisis complejo, el creador de futuros inesperados, con visión de largo plazo y un entendimiento genuino de mundo, la economía y los minerales, el líder que movía amores y fibras, el maestro que se rodeaba de estudiantes para llevarlos a crear y crecer, el ser humano que entrego su vida a la vida misma, a enseñar, desaprender, a aprender y siempre emprender.

 

El hombre que sin descanso y sin cansancio fue creando huella en los que lo queremos y en los que no tanto, el hombre de las mil lecturas al tiempo, el hombre que le daba GRACIAS a la vida con cada exhalación, el socio que sin importar el metal estaba para construir los más grandes sueños.

 

El hombre de la tierra, de las culturas colombianas, el amante de los colores, las notas musicales y la buena comida, el hombre que al frente del valle en lo más alto de la montaña o en medio de una laguna soñaba y se sentía es su más plena libertad donde dejaba volar con la más clara lucidez las ideas de las cosas que pasan.

 

El rudo sensible que sentía dolor de patria, con los atropellos a la libertad, que desde su libertad mostró sus más sinceras pasiones, que planteó y plantó su legado, el que defendió la minería sustentable, el guerrero que hasta su último adiós lo dedicó a hacer lo que amaba hacer, trabajar por los territorios, las comunidades y la vida.

 

Gracias a la vida Toño por enseñarnos a vivir, que las simples cosas las devora el viento y que siempre volvemos a los viejos sitios donde amamos la vida y que de las simples cosas se puede crear una mesa y un banquete.

 

El roble de pensamientos locos que sabía que todo cambia, y que si todo cambia no es extraño que cambiaras de ideas y pensamientos, cada mañana te renovabas y borrabas los problemas y seguías viviendo sin rencor a nada ni nadie, grandes enseñanzas dejaste impregnadas en todos los que compartimos muchos o pocos momentos.

 

Trabajaste por la pequeña, la mediana y la gran minería, diseñaste casas, estructuraste proyectos energéticos, las aguas subterráneas, las estrategias y rutas de la industrialización de Colombia, diseños de traslado de municipios, recorriste el país por tierra n veces, generando estrategias de crecimiento y desarrollo económico, escritor, orador, Colombia te quedaba cortico en la mente, trascendiste fronteras, pensaste en el mundo. Legado para la Universidad, para la economía minera de nuestro país.

 

El luchador con un corazón que físicamente parecía débil, pero que sin duda brillaba y alcanzaba para todos, para la familia, el trabajo, los amigos, los colegas, los de afectos y demás, un gracias por esa balada para un loco que creaste en nuestras vidas.

 

Un verdadero educador y formador

 

Por: Silvia Álvarez, colega y amiga.

 

Un ser que creía en la necesidad de una educación integral: donde el ser un buen profesional, implica además de tener un buen conocimiento técnico de la temática del estudio, tener una visión social de servicio y gran amor propio.  Pero su sabiduría como educador y formador tenía sus raíces en su espíritu líder, visionario, innovador, humanista, corajudo y coherente.

 

Desde que le conocí siempre admiré su capacidad de visionario y gran pensador, puesto que sus ideas  traídas a discusión nos impulsaban a pensar e investigar y al cabo de algunos años, se veía cómo éstas empezaban a permear esferas académicas, institucionales, o empresariales.  Era en sí una mente brillante, siempre buscando diálogos con sentido, aquellos que después de tenerlos, no le dejan a uno igual. Eran diálogos transformadores tanto en lo profesional como en lo personal.  Donde él llegaba ya sabíamos que resultarían nuevas iniciativas y retos.

 

En su paso por Ingeominas, dio a la hidrogeología y a la geotermia, la importancia merecida y podría decirse que fue una época de oro de estas temáticas en el marco de la geociencia. ¡Fue igualmente un lector incansable, que amaba el olor de los libros y los saboreaba como nadie! Siempre estaba activo y se tomaba su tiempo para hacer sus reflexiones. 

 

Hacia del trabajo un placer, cuando se trabajaba con él, acostumbraba a menudo discutir iniciativas importantes para la organización, buscando hacerlo en sitios agradables, rodeados de mucha naturaleza, con lo cual se lograba un ambiente de mayor productividad y a su vez tener la oportunidad de compartir con estos seres de especial sensibilidad y humanismo.  Por eso será que entre los que trabajamos con Antonio, conservamos una amistad con un profundo toque de hermandad. 

 

También transmitió a sus hijas y a sus nietos tanto el amor por la lectura, como la pasión por el trabajo,  inundando  todos los espacios en que habitaban de este incienso, lo que les permite armonizar el trabajo con el esparcimiento, el arte y las actividades lúdicas.  Creo que el mayor y mejor proyecto de vida de Antonio Romero fue “su familia”, a quien él amaba profundamente y supo transmitirles todos sus valores y talentos.  Es un regalo de la vida tener un encuentro con cada miembro de su familia, pues allí prevalece lo que él enseñó:  “Tener diálogos con sentido”.  ¡Además, que el arte y la alegría hacen parte cotidiana de su entorno!

 

Otro aspecto que siempre admiré en el maestro Antonio, fue su capacidad de trabajar armónicamente con detractores y enemigos. Sabía separar muy bien que aspectos correspondían al mundo emocional o de personalidad y cuáles pertenecían a la esencia de la esfera de la relación laboral. Reconocía objetivamente los talentos y capacidades técnicas de aquellos con quienes tenía que compartir un interés laboral o social.  ¡Ojalá todos tuviéramos esa grandeza!. 

 

Igualmente, no puedo dejar de mencionar otras características que admiraba profundamente en el Maestro Antonio, como fueron: su liderazgo, su capacidad de motivar a su equipo, su capacidad librepensadora, su inclusividad, las oportunidades que nos dio a las mujeres en momentos en donde era tan difícil ingresar al mundo laboral y poder escalar en el mismo.

 

Con la partida de Antonio, siento como se revive un dolor en nuestra sociedad como el que sentimos cuando nos dejaron grandes maestros como, Héctor Abad Gómez y Carlos Gaviria Díaz, pues para un mundo de grandes complejidades como el que tenemos hoy, estos seres pensantes, visionarios y humanistas son una “inmensa luz de esperanza”.

 

 

Por: AMR

 

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