Escudo de la República de Colombia

El mar cubre más del 70% de la Tierra, con 361 millones de km² de superficie y un volumen de 1.332 millones de km³, el cuerpo de agua de la Tierra distribuye el calor, regula el clima de la Tierra, y es hogar de una biodiversidad extensa. Los mares que rodean a Colombia —el Océano Pacífico y el Mar Caribe— son el fundamento de su cultura y economía.

 

 

“Cierra la llave”, “no uses el inodoro como basurero”, “no todo desaparece al hundir el botón”: estos son algunos mensajes de la campaña El mar empieza aquí que desde mayo se viene impulsando desde diferentes instancias de la Facultad de Minas. Desde piezas que se mueven digitalmente en las redes institucionales hasta esténciles que marcan recordatorios al lado de los desagües, es una iniciativa que nos invita a reflexionar sobre la delgada línea que une al mar con cualquier lugar del planeta, aunque no esté al lado de él.

 

"Estos esténciles y mensajes visuales son importantes porque ponen de manera física y tangible un mensaje que llama a la recordación y a la concientización de que lo que estamos haciendo hoy va a afectar el presente, el mañana y los ecosistemas que están ubicados no solo en el entorno cercano, sino también a miles de kilómetros, como es el mar. Poder recordar esto a través de una campaña de visibilización, una campaña visual que permite que, al caminar, encuentres un mensaje de estos, o que al entrar al baño y mirarte en el espejo veas un mensaje de recordación, permite conectarte de inmediato con la idea de que esas pequeñas acciones, eso que estás haciendo en ese instante, va a afectar e impactar a una comunidad y a un ecosistema que no está justo al lado tuyo, pero que de una u otra forma se conecta con lo que haces", declaró la Decana Eva Cristina Manotas Rodríguez, quien propuso la campaña.

 

La campaña se enmarca dentro de las iniciativas de Campus Sostenible, cuyo propósito es fomentar la sostenibilidad ambiental en los campus universitarios. Es un recordatorio de que no importa lo lejos que nos encontremos de las costas: cada decisión que tomamos sobre el manejo del agua puede tener un impacto global. Cuando vertemos productos químicos, aceites o cualquier tipo de residuo en los desagües, no desaparecen. Estos viajan por las tuberías, cruzan ríos y finalmente llegan al mar, afectando de manera irreversible a los ecosistemas marinos.

 

"Todo lo que arrojas desde la red de alcantarillado y llega al mar. Todo que se descarga a través del alcantarillado luego de pasar por un proceso de tratamiento en los centros poblados urbanos en la mayoría de los territorios se descarga en las fuentes de agua —quebradas y ríos— todos estos elementos, tanto los orgánicos como los materiales sólidos, se descargan por la red de alcantarillado y van al mar", detalló Elizabeth Carvajal Flórez, directora de Bienestar Universitario de la Facultad de Minas. 

 

El mar comienza en cada grifo, en cada desagüe, en cada acción que realizamos en nuestro día a día. Los vertidos de aceites y productos químicos, por ejemplo, no solo son peligrosos para las plantas de tratamiento de agua, sino que contaminan nuestros ríos y océanos, poniendo en riesgo la vida marina y alterando los delicados equilibrios de los ecosistemas acuáticos. Un solo litro de aceite puede contaminar hasta mil litros de agua, afectando a miles de especies que dependen de estos ecosistemas para sobrevivir.

 

"En Medellín particularmente, los sistemas de tratamiento de agua depuran parcialmente la contaminación proveniente de las redes de alcantarillado, pero hay regiones en el territorio colombiano que no tienen sistemas de tratamiento y todos estos materiales que se arrojan directamente a las redes van a los cuerpos de agua —ríos y mares—, afectándolos y a la fauna y a flora que los habita", alertó Carvajal Flórez.

 

El llamado a la acción es claro: cada miembro de la comunidad universitaria puede marcar la diferencia. Optar por productos biodegradables, evitar el vertido de aceites y químicos, y promover el uso responsable del agua son algunas de las medidas que todos podemos adoptar. Cada pequeño gesto cuenta. Cerrar el grifo mientras no estamos utilizando agua, verificar que no haya fugas en las instalaciones y educarnos sobre el impacto de nuestras decisiones, son prácticas que, si se adoptan de manera colectiva, pueden generar un cambio significativo en la preservación de este recurso.

 

El mar empieza aquí, con nosotros. Como comunidad universitaria somos responsables de la protección de nuestro recurso vital primario: el agua. Al hacerlo, no solo preservamos nuestros ecosistemas locales, sino que también nos unimos al bienestar de la Tierra, garantizando que las futuras generaciones puedan disfrutar de mares y océanos saludables y limpios.

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