Una alianza académica de la UPB, la EIA, el ITM y la Unal trabaja en el establecimiento de un geoparque en el Suroeste de Antioquia, que sea un centro para el reconocimiento del patrimonio geológico, natural y cultural de la región y permita que las comunidades se apropien de sus conocimientos. La propuesta fue presentada en la Facultad de Minas.
En el corazón del Suroeste Cercano antioqueño, las rocas son testigos mudos de los fenómenos naturales que han dado forma al paisaje que hoy conocemos. En millones de años, este territorio se ha transformado y es hogar de diversas especies y de manifestaciones geológicas. Hace cuatro años, un grupo de investigadores y académicos de distintas universidades del país, liderados por la Facultad de Minas, se ha embarcado en un proyecto ambicioso que busca, no solo preservar ese patrimonio geológico, sino también transformar la relación de las comunidades con su entorno y su historia minera.
El miércoles 5 de marzo de 2025, en el auditorio Alejandro López de la Facultad de Minas, se presentó oficialmente la propuesta del proyecto de geoparque para el suroeste antioqueño, con la cartilla Mapeando rutas de conversión minera en el Suroeste Cercano antioqueño, como antesala. La jornada, marcada por las intervenciones sobre el trabajo conjunto entre diferentes instituciones, dio paso a la presentación de un estudio que pretende poner en valor tanto el patrimonio geológico como el histórico-cultural de la región, donde la minería ha jugado un papel fundamental.
El profesor Luis Hernán Sánchez Arredondo, investigador principal del proyecto, explicó que la iniciativa nace de una convocatoria internacional liderada por el G8 hace cuatro años, en la que se comenzaron a generar los primeros estudios geológicos y sociales del territorio. Según Sánchez Arredondo, el objetivo principal es "generar un diálogo con las comunidades locales, muchas de las cuales no conocen el potencial minero que tienen debajo de sus paisajes, ni comprenden la riqueza histórica que poseen".
El proyecto liderado por la Universidad Nacional de Colombia, cuenta con el apoyo de la Universidad Pontificia Bolivariana, el EIA, el ITM, y la asesoría internacional de la UFPE -Universidad Federal de Pernambuco- en Brasil. También se han involucrado actores clave como Luz Estela Castañeda, de la Universidad Bolivariana, quien ha sido fundamental en la elaboración de la cartografía social del área, una de las bases de los estudios realizados.
La iniciativa también se enmarca en la Red Mundial de Geoparques de la Unesco, una red creada en 1998 que trabaja por la preservación del patrimonio geológico mundial y el desarrollo sostenible de las comunidades que habitan estos territorios. Actualmente, existen 218 geoparques en 48 países, pero Colombia aún no cuenta con ninguno. Este proyecto busca cambiar esa realidad, posicionando a la región del Suroeste Cercano antioqueño como un ejemplo de cómo la minería puede ser parte de un futuro sostenible.
El trabajo realizado hasta la fecha es solo el comienzo de un proceso que, de acuerdo con Sánchez Arredondo, es crucial para el futuro de la región. "Las comunidades deben entender que tienen en sus manos no solo un pasado, sino también un futuro. Este proyecto es una oportunidad para cambiar la narrativa sobre la minería en Colombia", afirmó el investigador. En palabras de María Jaqueline Espinosa Rodríguez, también investigadora en el proyecto, "la propuesta no es solo sobre minería, sino sobre cómo hacer sostenible esa minería en el tiempo, cómo las comunidades pueden planificar su territorio en función de los recursos que tiene, tanto naturales como culturales".
Un aspecto clave de este proyecto es su potencial para transformar la región en un destino turístico, sin perder de vista la preservación de su identidad cultural. "Brasil es el país con más geoparques en el mundo, seguido de Nicaragua, Chile y Ecuador, pero Colombia no tiene ninguno aún", señaló Sánchez Arredondo. Esto resalta la oportunidad que tiene el país de posicionarse como líder en la gestión sostenible de su patrimonio geológico a través de la creación de geoparques.
Las cartillas resultantes del proyecto, tituladas Mapeando rutas de conversión minera en el Suroeste Cercano Antioqueño, contienen estudios detallados de la cartografía social de municipios como Titiribí, Amagá, Venecia, Angelópolis, La Pintada, Montebello, Fredonia, Santa Bárbara, entre otros. Estas cartillas no solo reflejan la historia minera de la región, sino también la interacción de sus habitantes con los recursos naturales, ofreciendo una visión profunda del vínculo entre las comunidades y la minería, y cómo este vínculo puede reconvertirse hacia un modelo más ecológico y sostenible.
Para los investigadores, el propósito del proyecto es colectivo. "La motivación principal de este trabajo es construir un centro que esté a la altura de los sueños de las comunidades", explica Espinosa Rodríguez. Este centro, que será un referente de conocimiento geológico y cultural, permitirá que las comunidades se reconozcan como parte activa de su historia minera, pero también de su futuro más sostenible. De esta manera, se busca que no solo los estudiantes y académicos, sino también los habitantes de la región, puedan ser protagonistas del proceso de transformación del territorio.
A medida que el proyecto avanza, se espera que se sigan consolidando alianzas con instituciones internacionales y se vayan desarrollando nuevas propuestas que beneficien tanto a las comunidades locales como al entorno natural. La creación de un geoparque en la región no solo contribuiría a la preservación del patrimonio geológico, sino que también sería una ventana al turismo, un motor económico que podría transformar la región y ofrecer nuevas oportunidades para las generaciones futuras.
Este proyecto, con su enfoque multidisciplinario y participativo, demuestra que la minería, en lugar de ser vista como una actividad destructiva, puede convertirse en una herramienta para la preservación y el desarrollo sostenible. Como afirmó Espinosa Rodríguez: "Es hora de que aprendamos a mirar nuestra tierra de manera diferente, con una visión de futuro que reconozca su potencial no solo minero, sino también cultural, ecológico y turístico".