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Esta idea innovadora pretende reducir el impacto al medio ambiente que causan el vertimiento de aguas grises en los caudales de ríos y quebradas. El funcionamiento es simple y cualquier persona lo podría utilizar.

 

Que los pobladores de zonas alejadas puedan tratar sus aguas residuales mediante un catalizador y así disminuir la contaminación ambiental y los vertimientos de aguas grises a las quebradas y ríos, es el objetivo del proyecto desarrollado por Yuliana Chica Correa, ingeniera química y estudiante de la Maestría en Recursos Hidráulicos de la Facultad de Minas, quien recibió asesoría del profesor Santiago Cardona y aportes del estudiante de doctorado Alexander Agudelo.

 

Según Chica Correa se trata de un tren de tratamiento de aguas residuales basado en procesos físicos y biológicos combinado con materiales como arena, carbón activado y lombrices californianas que buscan los desechos para transformarlos, e incluso, luego de ese proceso, pueden servir como abono.

 

Agregó que para que el proceso también es necesario, luego del catalizador elaborado de cuarzo, yeso y carbón activado, microorganismos que ayudan al tratamiento de las aguas. “En este caso se utilizaron bacterias originarias del rumen de vaca, éstas tienen una actividad microbiana, es decir toman la materia orgánica impregnada en las aguas grises y subsisten con ese alimento o nutrientes, a la vez que tratan los líquidos”.

 

La proyección de este proyecto es que sea asequible a las personas que habiten zonas alejadas y no cuenten con acueducto, ni redes de alcantarillado, entre las estrategias contempladas dentro de la propuesta es que se explique a las comunidades, con un lenguaje sencillo y claro sobre los beneficios de este sistema catalizador; “aún no tiene un costo estimado pero se espera sacar pronto al mercado. Se han realizado algunas pruebas, con unos resultados satisfactorios, pero se seguirán realizando para llegar a un prototipo final”, explicó la estudiante.

 

Entre la usabilidad de este sistema, según Chica Correa se estudió la posibilidad de uso en el sector de los pequeños, medianos y grandes cultivadores de flores, especialmente las empresas que utilizan colorantes para sus productos.

 

“Los excedentes del colorante no deberían ser utilizados nuevamente. Las empresas las tratan, pero no resulta efectivo y, lo entregan a terceros, ese proceso  resulta ser costoso. Por ello desean seguir trabajando para desarrollar nuevas herramientas y tecnologías que permitan solucionar este tipo de problemas en las organizaciones”, aseguró la investigadora.

 

Por: AMR

 

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