Escudo de la República de Colombia

Con una producción global de aproximadamente 25 millones de toneladas anuales, el cobre es uno de los metales más producidos y estratégicos del mundo. Las proyecciones indican que esa cifra podría superar los 30 millones de toneladas en menos de cinco años, impulsada por la creciente demanda de tecnologías como la energía eólica, solar, la electromovilidad y los sistemas eléctricos avanzados.

 

La Semana de la Minería 2025 tendrá dos escenarios principales: el Congreso Cobre Colombia 2025 —2 y 3 de julio— y el Primer Encuentro Internacional de Estudiantes de la Industria Extractiva, que impulsará el liderazgo joven y la innovación. Ambos se desarrollarán en la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia, sede de las conversaciones sobre minería responsable y desarrollo energético. El evento abordará diez ejes temáticos que incluyen exploración geológica, procesos mineros, tecnologías de beneficio, sostenibilidad ambiental y mercados asociados a la transición energética.

 

Colombia ha tenido una participación marginal en la minería de cobre, a diferencia de sus vecinos más consolidados como Chile, Perú y Ecuador, que figuran entre los mayores productores del planeta. Sin embargo, aunque el país no tiene una tradición importante en la producción de cobre, hay una mina en El Carmen de Atrato, a través de la que concentra y exporta el mineral; además está inserta en Latinoamérica.  

 

“Este yacimiento extrae sulfuros de cobre —especialmente calcopirita— y produce un concentrado con un contenido aproximado del 18 al 20% de cobre, que se exporta principalmente a Japón. El proceso incluye minería subterránea, trituración, molienda y concentración por flotación. Sin embargo, se trata de una excepción más que de una regla en el panorama minero colombiano”, explicó el profesor Óscar Jaime Restrepo Baena, investigador del Departamento de Materiales y Minerales de la Facultad de Minas y presidente del Congreso Cobre Colombia 2025.

 

La transición energética no es viable sin este recurso ya que cada panel solar y cada vehículo eléctrico contiene cobre, y su necesidad se multiplica en la medida en que los países se comprometen con la reducción de su huella de carbono. En ese sentido, para la Facultad de Minas en Medellín abrir un espacio para debatir desde la investigación aplicada en áreas como geología, geomecánica y ventilación minera, así como desde la metalurgia extractiva para la obtención de cobre metálico y los equipos académicos que se han dedicado a estudiar el potencial cuprífero del país.

 

“El cobre es un metal tan antiguo como el hombre, y va a usarse de manera amplia en los próximos años. Es un metal que de alguna manera ayudará a dar mejores condiciones para que las producciones de energías alternativas sean más eficientes. Asimismo, es una gran área de estudio: una cosa es estudiar el cobre y otra, sus impactos. Son cosas distintas, mundos diferentes”, aclaró el profesor Restrepo Baena. Por ello, el enfoque de los grupos de investigación no solo abarca la exploración y explotación de cobre, sino estudios de sostenibilidad y acompañamiento técnico a proyectos como el de El Roble en El Carmen de Atrato.

 

En la misma semana se celebrará el Encuentro Iberoamericano de Estudiantes de Minería, una plataforma donde los futuros profesionales podrán interactuar, aprender y compartir visiones sobre el cobre como eje del desarrollo industrial y energético.

 

“En este escenario de discusión estarán no solo académicos, sino actores sociales, gubernamentales y empresarios. Entre todos desarrollaremos una agenda de cooperación interdisciplinaria y el compromiso social con una minería que no solo sea rentable, sino ética y moderna”, opinó Restrepo Baena.

 

América Latina: capital cuprífera de la Tierra

 

El centro terrestre de la extracción de cobre es América Latina. Chile lidera la producción mundial, con más de 5 millones de toneladas anuales; Perú le sigue con aproximadamente 2.5 millones, mientras que Ecuador comienza a posicionarse como un nuevo actor emergente. Colombia no está en ese mapa, pero tiene un potencial geológico significativo, especialmente en regiones como Antioquia, Nariño y Chocó.

 

El cobre es metal conductor, fuerza de transformación energética, social y económica; en su naturaleza se cruzan los desafíos del cambio climático y la autonomía energética. Mirar esa realidad no es una opción sino una obligación estratégica para que Colombia se inserte en el nuevo orden económico global.

 

Para todo esto debemos pasar del discurso a la acción, a la integración del país a las cadenas globales del cobre. En palabras del profesor Restrepo Baena: “Este metal debe ganar una posición en Colombia empiece a jugar más en términos de su producción y este Congreso es una contribución como escenario de divulgación de lo que conocemos de este elemento”.

 

Consulta la agenda y detalles del evento en https://cobrecolombia.com.co/

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