Escudo de la República de Colombia

Recordamos a la profesora María Victoria Pérez, quien por más de 30 años estuvo adscrita a la Facultad de Minas, una docente que nos deja un gran vacío entre profesores, estudiantes y egresados de la comunidad universitaria.

 

 

 

“Caminante, son tus huellas el camino y nada más. Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás, se ve la senda que haz de volver a cruzar”, este es un fragmento de la canción denominada, Cantares del compositor español Joan Manuel Serrat, una de las canciones favoritas de María Victoria Pérez, con la que su hermana Lucía Pérez siempre la recordará.

 

Lucía, con una voz pausada y ante decenas de familiares, amigos y allegados, expresa, durante las exequias, las siguientes palabras, “María Victoria nos hará infinita falta todos los días, en todos los acontecimientos familiares con el amor, solidaridad, tolerancia, y ternura que la caracterizaba. Damos gracias a la vida por la existencia de María Victoria en las nuestras, por todo lo que nos dio y enseñó, por haber sido mi compañera de vida, y la hija, hermana, tía, familiar y amiga irremplazable".

 

Toma un respiro, y continua, “María Victoria fue un ser excepcional que, con sabiduría y valentía, afrontó y nos enseñó a afrontar la vida. Para nuestros papás, hermanos, sobrinos, resto de familiares, fue siempre un ejemplo de racionalidad, paciencia, solidaridad, fortaleza en todas las adversidades que vivimos en familia. Lideró todos los acontecimientos familiares, pendiente siempre de todos con incomparable amor y dedicación, lo mismo que con sus sobrinos presentes y ausentes por las circunstancias de la pandemia”.

 

Y es que esta Ingeniera Administradora dejó una gran huella en la Facultad de Minas, su historia se remonta al año de 1966 cuando entró a la facultad a estudiar su carrera profesional, luego de haber terminado su bachillerato en el Centro Formativo de Antioquia -CEFA- donde siempre ocupaba los primeros lugares.

 

Norma Lucía Botero, una de sus entrañables amigas, y quien la conocía desde el bachillerato, cuenta que vivieron una época muy difícil por la situación de Medellín, “no era bien visto que las mujeres fueran a estudiar a las universidades, y más en la facultad, una institución, que, en el imaginario de ese momento, era para solo para hombres”.

 

En el año de 1973 se graduó como Ingeniera Administradora, y tiempo después comenzó su vida laboral en el sector privado en la empresa Noel, donde estuvo vinculada alrededor de 2 años. Ante los cambios administrativos y el crecimiento vertiginoso de estudiantes en la institución, en la época en la que José Félix Patiño Restrepo era rector de la UNAL, se requerían docentes para suplir esa necesidad, y es así como, luego de su paso por la industria, regresó a la Facultad de Minas como profesora adscrita al Departamento de Administración y Programación, como se denominaba en ese momento.

 

Tras algunos años de docencia decidió irse a estudiar su posgrado en Francia, un privilegio con la que muchos profesionales en esa época, no contaban, una maestría con enfoque de gestión tecnológica, y al regresar, fue pionera como docente a nivel nacional en el área de la gestión tecnológica, y trajo una red académica que le permitió hacer contacto con profesores de otras universidades en el ámbito local, nacional e internacional.

 

Norma Lucía Botero, compañera de bachillerato y de sus estudios de pregrado, la describe en una sola palabra, probidad que significa: “moralidad, integridad y honradez en todas sus acciones”, aunque añadió que era una persona que siempre mantenía la calma ante cualquier situación, su voz era calmada así estuviera en medio de una tormenta.

 

“Tenía la capacidad de gestionar el conflicto, de ser muy justa, una gran visión en el manejo de situación difíciles, siempre buscaba soluciones desde diferentes ópticas; organizada en su pensamiento”, destacó Botero; cualidades que la llevaron a ocupar diversos cargos administrativos en la Facultad como Vicedecana Académica, Vicedecana de estudiantes, directora de carrera, además de estar vinculada a la actividad gremial como Asociación de Profesores de la Universidad Nacional (APUN), y el Fondo de Empleados Docentes de la Universidad Nacional (FODUN).

 

Luego de disfrutar su etapa de jubilación como profesora del actual Departamento de Ingeniería de la Organización en el año 2004, trabajó en la Escuela de Ingeniería de Antioquia, actual Universidad EIA.

 

Botero también agregó que era mujer dedicada al trabajo, abanderada de las grandes capacidades de las mujeres, gran consejera, muy espiritual con los alumnos, amaba la universidad con todo su ser, solidaria, honesta; “en ella siempre primó el respeto por el otro, aceptaba el ser diferente, comprometida con la vida universitaria, al desarrollo de la industria nacional, una profesional que siempre llevo consigo la impronta del lema de la Facultad ´Trabajo y rectitud´”.

 

Carmen Elena Zapata, profesora del Departamento de Geociencias y Medio Ambiente, expresó que se conocieron cuando estaban en la universidad realizando el pregrado, "recuerdo que era muy alegre, servicial, una trabajadora incansable, una amiga que se preocupaba por todas, y lo que más extrañaré serán esos encuentros navideños donde intercambiábamos regalos, nos deja un gran vacío, recuerdos imborrables".

 

Diego Germán Arango Muñoz fue su compañero de oficina durante casi veinte años en el Bloque M2 de la Facultad de Minas y la recuerda como su tutora en el trabajo con los estudiantes: “Me enseñó que la relación profesor-alumno es la esencia de nuestra labor en la universidad y que entender la multiplicidad de saberes, esquemas de pensamiento y rasgos culturales es una tarea que enriquece a la comunidad universitaria”. Compartir con ella la cotidianidad de la oficina fue para el profesor Arango una fuente de enriquecimiento personal e intelectual.

 

El profesor la describe como calmada, de excelentes formas, buena lectora y con una gran sensibilidad política. Reitera su aporte pionero en el tema de la Gestión Tecnológica, siendo una profesora de avanzada en esta área del conocimiento; “una mujer académica, calmada, colaboradora, sensible y con una mirada política de avanzada, moderada en sus opiniones, pero firme en sus convicciones”.

 

Recordando momentos de la cotidianidad de la vida universitaria Arango contó algunas historias: “Era rigurosa en la preparación de sus clases y se divertía preparando material que había traído de Francia, pero nunca hizo alarde de sus conocimientos los cuales compartía con generosidad con sus colegas”. Así mismo manifestó que “me peleaba constantemente porque yo tenía un tarro de galletas que rellenaba diariamente y que colocaba en un mueble que separaba nuestros dos escritorios. Pero no obstante la cantaleta al final del día era que el tarro ya estaba vacío”.

 

Omar Flórez Vélez, egresado del programa de Ingeniería Administrativa, quien fue su estudiante en los cursos de Negocios Internacionales y Economía Internacional la recuerda como una gran maestra, en todo el sentido de la palabra, además fue su directora de tesis, “era muy estudiosa, tenía muy buen trato con sus alumnos y fue una gran orientadora”.

 

María Teresa Berdugo, amiga de María Victoria y su fiel compañera, expresó que, como mujer, siempre destaco su valentía y empeño por sobreponerse a los obstáculos, además de la gran solidaridad con su familia, de hecho, se dedicó los últimos años a vivir con su hermano Carlos.

 

Clara Rojo, profesora adscrita al Departamento de Energía Eléctrica y Automática dijo que, fue un privilegio para los que pertenecemos a la universidad, haber sido su compañera y el haber compartido parte de nuestra vida y sobre todo haber aprendido de sus enseñanzas.

 

María Enriqueta Arbeláez A, secretaria del Departamento de Administración y Programación quien afirmó que haber desarrollado su vida laboral en la Facultad de Minas, es de los mejores regalos que le ha dado la vida, una experiencia enriquecedora y gratificante como ninguna, expresó, “se ha ido en la paz del silencio y la mesura la Maestra María Victoria Pérez Tobón, inolvidable espíritu que estuvo entre nosotros: ciudadana de bien, maestra y guía de muchas generaciones de ingenieros, alguien que estuvo muy cerca de la academia a la que honró con su dedicación y afecto. María Victoria, era una maestra, tanto por sus conocimientos, por su preparación, como por su manera de actuar en todos los escenarios. Su legado perdurará como gran humanista y de una inmensa generosidad   intelectual. Más que lamentar su desaparición física, exaltamos su presencia y la profunda huella que nos deja. Huella viva en sus compañeros, alumnos y su círculo más cercano. En la memoria de quienes rozaron su existencia queda su legado de ética, ciencia y compromiso social”.

 

Finalmente, Patricia Jaramillo Álvarez, directora del Departamento de Ciencias de la Computación y de la Decisión, aseguró que "era de un grupo de mujeres que fueron muy tesas en la Universidad, todas eran amigas, habían egresadas de administrativa, de matemática, de historia, fueron muy verracas porque les toco esa época en que eran muy pocas y tenían que luchar por valer sus derechos".

 

Por: AMR

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