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El Suroeste cercano antioqueño será el territorio en el cual se implementará el proyecto que busca generar una propuesta con enfoque territorial participativo para el diseño e implementación de un “Centro Colombiano, Cultural e Investigativo de Patrimonio Minero” una iniciativa que busca reducir la desigualdad en el territorio, fortaleciendo el tejido social y la dinámica de interacciones de la sociedad local con los ecosistemas.

 geoparques equipo

 

El 17 de septiembre de 2021 docentes investigadores e investigadoras de la Universidad Nacional de Colombia, la Universidad Pontificia Bolivariana, el Instituto Tecnológico Metropolitano y la Universidad EIA recibieron la noticia de que su propuesta acerca del desarrollo de una hoja de ruta con enfoque territorial para el diseño e implementación de un “Centro Colombiano, Cultural e Investigativo de Patrimonio Minero”, había sido seleccionada entre las 12 iniciativas ganadoras de la segunda Convocatoria Conjunta de Proyectos de I+D+i en el Marco de la Agenda Regional de I+D → i, una apuesta que busca fortalecer las capacidades en investigación colaborativa, en la cual las instituciones participantes ponen a disposición sus fortalezas, capacidades e infraestructura para aportar al desarrollo de soluciones a las problemáticas de la Región.

 

El proyecto parte de la preocupación por la situación de desconocimiento, deterioro y destrucción del patrimonio geológico y minero colombiano, y la necesidad de iniciar un proceso que, a partir de una mirada holística, permita avanzar en la consolidación de un inventario que identifique y reconozca las múltiples dimensiones que convergen en el territorio: social, económica, cultural, etnográfica, ambiental, ecológica, minera y geológica. 

 

Si bien a la fecha ya se han realizado dos salidas de campo, el proyecto ganador de la convocatoria iniciará su ejecución en el año 2022, en la zona de influencia del Programa de Reconversión Minera del Suroeste Cercano Antioqueño “RECMINERA” (Reconversión Ecológica y Cultural Minera), específicamente en los municipios de Amagá, Angelópolis, Venecia, Fredonia, Titiribí, Santa Bárbara, La Pintada y Montebello del departamento de Antioquia.

 

Mineroturismo y geoparques, un proyecto pionero en Colombia

 

En el proceso de reconversión minera, muchos de los espacios en los que se han desarrollado actividades de minería cuentan con una riqueza patrimonial que necesita un proceso de inventario para posteriormente reglamentar su protección, uso y mantenimiento, permitiendo recuperar estas zonas para el desarrollo de actividades turísticas que aporten no solo al cuidado y la conservación del patrimonio geológico-minero, sino también a la diversificación de la economía de los territorios y la población que habita en ellos.  

 

Este es el caso en el que puede convertirse el suroeste cercano antioqueño, un territorio que históricamente ha alojado una enorme riqueza mineral, pero que también cuenta con un gran potencial en cuanto a patrimonio minero, riqueza cultural, etnográfica y socio-ambiental, en síntesis, un contexto idóneo para emprender una iniciativa mineroturística.  

 

A nivel internacional el modelo más difundido en cuanto a mineroturismo y geoturismo, son los denominados Geoparques Mundiales de la UNESCO, territorios únicos y geográficamente unificados que contienen en su interior multitud de lugares y actividades de interés que conectan el patrimonio geológico y el patrimonio natural con el patrimonio cultural tangible e intangible. A través del desarrollo de estos espacios la población local fortalece su sentido de pertenencia y su relación con el territorio, dando lugar a que las tradiciones, la historia, la gastronomía, las leyendas, la cultura y las creencias ancestrales de una comunidad interactúen con el patrimonio geológico, la ecología y la naturaleza. 

 

En la actualidad existen a nivel global 169 geoparques mundiales reconocidos por la UNESCO distribuidos en 44 países, China y España son las naciones con mayor cantidad de estas iniciativas. En América Latina han sido reconocidos hasta ahora ocho geoparques: Araripe, en Brasil (2006); Grutas del Palacio, en Uruguay (2013); Comarca Minera y Mixteca Alta, en México (2015); Kütralkura, en Chile (2019), Imbabura, en Ecuador (2019); Colca y Volcanes de Andagua, en Perú (2019); y Río Coco, en Nicaragua (2020).

 

Si bien desde el año 2001 la UNESCO comenzó a avanzar en el tema de geoparques, fue solo hasta el año 2015, durante la 38ª Conferencia General de la Organización, que los 195 Estados Miembros del Organismo Especializado ratificaron la creación de la etiqueta: geoparques mundiales de la UNESCO, un reconocimiento gubernamental sin precedentes a la gestión holística de lugares y paisajes geológicos excepcionales. 

 

En Colombia, aunque para la escritura de este texto, encontramos artículos que hablan del tema desde el año 2006, tan solo hasta ahora se plantea el desarrollo de una hoja de ruta con enfoque territorial para el diseño e implementación de un “Centro Colombiano, Cultural e Investigativo de Patrimonio Minero”, convirtiéndose en una iniciativa pionera en el país.  

 

Perspectivas del equipo investigador 

 

El equipo investigador liderado por el profesor Luis Hernán Sánchez Arredondo asociado al Departamento de Materiales y Minerales de la Facultad de Minas de la UNAL, está conformado también por los profesores y profesoras: Edvania Torres Aguiar Gomes, Doctora en Geografía, profesora del Departamento de Ciencias Geográficas y coordinadora del Grupo Sociedad y Naturaleza de la Universidate Federal de Pernambuco Brasil;  Francisco Luis Giraldo Gutiérrez, Doctor en filosofía, profesor de la Facultad de Artes y Humanidades del Instituto Tecnológico Metropolitano (ITM); Luz Stella Carmona Londoño, Doctora en Geografía, profesora de la Universidad Pontificia Bolivariana, investigadora del Grupo Territorio;  Víctor Hugo Gómez Yepes, Doctor  en  Filosofía, profesor  de  la  Escuela  de Economía  de la  Universidad  Pontificia  Bolivariana; y Aura González Serna, Doctora en Trabajo Social, Directora del Grupo Territorio y profesora de la Universidad Pontificia Bolivariana, igualmente participa Carlos Ballesteros, Profesor de yacimientos Minerales y en representación  de la Universidad Escuela de Ingeniería de Antioquia.

 

Para el equipo investigador la zona del suroeste cercano evidencia una precarización en materia de capacidad laboral y productiva. Una cantidad importante de la población ha quedado cesante a medida que la explotación minera ha salido del territorio, dejando pocas ofertas laborales, y una escasa presencia de actores públicos y privados que dinamicen la economía y generen oportunidades que favorezcan el desarrollo de nuevas capacidades ante el inminente cambio de vocación productiva, comercial y/o de servicios en la zona. Una realidad que, para la profesora Edvania Torres Aguiar Gomes habla de la “Complejidad que tiene la zona, (la cual) es muy cercana al área metropolitana y todavía es la fuente de mucha riqueza, pero donde hay mucha ambigüedad entre toda la riqueza que hay y al mismo tiempo tanta pobreza”.  

 

Para el profesor Luis Hernán Sánchez Arredondo “la zona del suroeste cercano, concretamente lo que en la literatura se conoce como Distrito Minero Amagá o también últimamente denominada “Cuenca del Sinifaná” ha sido históricamente desde finales del siglo antepasado, la despensa minera de Antioquia y también del país en materia de carbón y lo fue también para hierro y mármol para la producción de cemento y cal agrícola” además de estos minerales, en el territorio también se ha extraído oro y se extrae Silicato de Magnesio, materiales de construcción y arcillas para la industria alfarera.

 

Es entonces la histórica vocación extractivista del territorio, la cual según el profesor Luis Hernán “ya prácticamente está en manos de toda la minería informal con la temática del carbón” a partir de la cual se espera hacer “un proceso de reconversión del territorio apoyándonos en todo ese potencial que hay con respecto al medio ambiente porque, producto de esas explotaciones, quedó un pasivo ambiental que debe ser compromiso de todos nosotros empezando desde las academias hasta las empresas que están o estuvieron en el territorio y las entidades públicas, las que generaron la gobernanza de todos esos recursos extraídos y que es una zona que está en todo ese tipo de deterioro”.

 

Sobre este mismo tema el profesor Víctor Hugo Gómez Yepes afirma que “En este proyecto nos interesa particularmente ofrecer algunas líneas de acción para transformar territorios que han sido históricamente muy golpeados por temas de violencia y pobreza. A través de esta alianza queremos ofrecerle a las poblaciones, alternativas para que tengan una vida digna y quebrar un poco los niveles de pobreza” para ello el proyecto integra dos grandes componentes, el primero es el componente económico donde están la ingeniería y la geología; y el segundo es el componente social que, de la mano con las áreas técnicas, busca generar un diálogo con la comunidad que permita tener en cuenta sus deseos y perspectivas sobre el territorio, con el objetivo de generar iniciativas que no sean impuestas y permitan trabajar de la mano con los diferentes actores legales públicos y privados que conviven en la zona.

 

En la misma línea de la generación de un diálogo con la comunidad, el profesor Francisco Luis Giraldo Gutiérrez habla del reto que a mediano y largo plazo demanda un proceso de reconversión económica, la importancia de fortalecer el tejido social mediante el empoderamiento de las comunidades y sus organizaciones, y la necesidad de entender el territorio en un sentido extenso que integre las prácticas sociales y culturales con la riqueza patrimonial geológica y minera del territorio. 

 

En el sentido de la integración de las diversas dimensiones que coexisten en el territorio, la profesora Aura González Serna resalta la línea de trabajo que orienta el proyecto en cuestión naturaleza, sociedad y territorio, en esa línea nos interesa mucho el concepto de sostenibilidad porque hay una crítica muy potente en esta crisis que tenemos del capitalismo y de lo ambiental, pero sabemos que están las comunidades, que está la realidad que ellas viven. Nos interesa mucho lograr interpretar desde lo que genera el proyecto como eje transversal principal, que es ese centro cultural, las variables en lo cultural, también en lo ambiental, también en lo geológico”.

 

Por último, la profesora Luz Stella Carmona Londoño se refirió a la interacción con los actores que trabajan y han trabajado con los procesos mineros en la zona de influencia del proyecto, para ella “Reconocer el territorio, es reconocer la apropiación múltiple, la presencia de diversos agentes que son públicos, que son privados, que son internacionales, que son nacionales, que son locales, es decir, el territorio permite entender esa interrelación. Es una relación entre lo público y lo privado, pero también de diversas escalas, una escala local que tiene que ver particularmente con esas comunidades que, digamos, su principal interés es la sobrevivencia y que hoy es una sobrevivencia digna, o sea están en busca de eso; hay una escala regional y nacional que son no solo las empresas que han estado y que están, sino también organizaciones ambientales, públicas, las corporaciones ambientales, las alcaldías, que de alguna manera dentro de su misión tienen un interés particular en el territorio. Entonces la posibilidad de aproximarse a un territorio tan diverso, pero además tan cerca al Área Metropolitana también es la posibilidad de develar cada uno de esos agentes y qué intereses tiene, dónde se traslapan sus intereses, dónde hay disputa, dónde hay también conflicto. Estos conflictos son también un desafío para el proyecto que tiene el objetivo no de negar esa tradición que hay ahí, que es una tradición económica y  social, pero también queremos poder construir junto con las comunidades propuestas distintas”.  

 

Por: JMV 

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