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Este es un proyecto de economía circular que surgió del G8 y de la sinergia y el trabajo mancomunado entre la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, la Universidad EIA, y la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), universidades que son las encargadas de la investigación, junto con la empresa Sobiotech.

 

El objetivo de este proyecto es desarrollar un nuevo mejorador de suelos para el Urabá antioqueño a partir de biochar producido con residuos del sector palmero, una iniciativa que fue seleccionada en el 2020 como financiable en la 1ra convocatoria conjunta de proyectos de las universidades del Grupo G8+1, apoyada por la Gobernación de Antioquia y el centro de innovación y negocios de Medellín (Ruta N), en un trabajo colaborativo y mancomunado interinstitucional que contribuirá con grandes soluciones a las problemáticas del departamento.

 

Según Adriana Quinchía, directora de la Maestría y el Doctorado en Ingeniería de la Universidad EIA, y líder del proyecto conjunto, "este es un trabajo sinérgico y un gran ejemplo de lo que se está haciendo en el ecosistema científico a nivel internacional, donde las universidades aúnan esfuerzos para realizar investigación en pro de la región, cada universidad aporta su granito de arena, sin que cada universidad pierda su identidad, es un momento histórico”.

 

Esta propuesta está enmarcada en la transición hacia un modelo económico más circular que está completamente alineado con la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, y así lo destaca la profesora, "en la convocatoria habían una líneas muy claras y una de ellas era el mejoramiento de la cadena productiva y en el cierre de ciclos productivos, y es precisamente el tema de la economía circular que nos impulsó para la elaboración de la propuesta, el pensar en la sostenibilidad del departamento, sistemas de aprovechamiento de residuos, fuentes de energía renovables, reducción de residuos y emisiones, conservación y uso eficiente de los recursos".

 

"El biochar es un tema de punta en la investigación mundial, específicamente en la aplicación para mejorar condiciones de suelos que han sido degradados o que tienen una baja productividad; se trata de un biochar o biomasa de origen vegetal procesado por medio de la pirólisis", manifestó la profesora.

 

El profesor Farid Chejne Janna, profesor adscrito al Departamento de Procesos y Energía, explicó que se eligió la zona del Urabá como aplicación del proyecto por ser una región próspera que se proyecta de gran manera en la producción de palma de aceite, lo que se traduce en residuos agroindustriales bien interesantes para el desarrollo del biochar, y por otra parte, porque es una zona donde existe posibilidad de exportación a gran escala y, es trascendental mejorar y mantener las condiciones de producción del suelo.

 

Y es que según la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite (Fedepalma), de cada tonelada de fruto que entra a una planta extractora, entre el 4% y 5% es cuesco y actualmente se suele usar como combustible. En Colombia se produjeron 7.513.950 toneladas de fruto, si se considera que el 4% puede ser cascarilla, estamos hablando de aproximadamente 300.000 toneladas al año de cuesco. Esto permite pensar en los diversos usos de este material que contribuyan al concepto de economía circular al que nos referimos anteriormente, entendiéndolo como un sistema de aprovechamiento de recursos donde prima la reducción y la reutilización. 

 

Chejne Janna, afirmó que, el grupo de investigación Termodinámica Aplicada y Energías Alternativas (Tayea), del cual es líder, aportará en la producción de biochar, en su tratamiento, la aplicación a escala de laboratorio y en el modelo matemático. Mientras que en los laboratorios de las otras universidades se hará el trabajo experimental y teórico: pruebas térmicas para producir biochar de máximo rendimiento, funcionalizarlo y desarrollar un modelo matemático que describa el fenómeno y predecir el comportamiento en diversos suelos.

 

"La producción y caracterización del biochar se está produciendo en la UNAL Medellín, luego la UPB se lleva el material y lo funcionaliza; y más tarde, lo entrega nuevamente a la UNAL Medellín para llevar a cabo el proceso de pirolisis, después la U. EIA toma el biochar y hacen todas las pruebas en campo. Respecto a la funcionalidad de la empresa, Sobiotech, como ellos son proveedores de insumos agroindustriales en Urabá, y en todo el país, nos ubican algunas empresas que producen aceite para replicar lo que estamos haciendo y llevar el proceso de invernadero para trasladar los resultados de laboratorio a una prueba más grande, a fin de observar la utilidad del fertilizante", añadió el profesor.

 

“El cuesco de palma es un residuo que se genera en alto volumen en el país, especialmente en Urabá (Antioquia), donde los cultivos de palma de aceite han aumentado; tiene alto contenido de lignina y por eso es muy apetecido para la transformación térmica, con esa transformación, además de generar energía se obtiene un material carbonoso denominado “biochar” que –modificado superficialmente– se puede aplicar en suelos como transportador de nutrientes y mejorador de características químicas y físicas, al tiempo que genera la retención permanente de carbono, convirtiéndose en un importante sumidero de este", afirmó Chejne Janna.

 

Según Fedepalma en Antioquia se tienen cultivos en los municipios de Arboletes, Carepa, Caucasia, Chigorodó, Mutatá, San Juan de Urabá, San Pedro de Urabá y Turbo, con 5.609 hectáreas sembradas que representan cerca de 10.717 toneladas anuales de aceite de palma y 1.980 toneladas de residuos.

 

Este es un proyecto que tiene como propósito la valorización de dichos residuos de palma como una forma de generar economía circular, promover nuevos empleos, mejorar los suelos de la región y ayudar a mitigar los efectos del cambio climático en la captura de carbono en suelos. 

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