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Se trata de un proyecto de creación de estrategias innovadoras para la educación ambiental en poblaciones marginales de la región caribe insular, específicamente en Isla Fuerte.

 

Dentro de los objetivos a desarrollar en los proyectos de extensión solidaria está el acercamiento y relacionamiento de la universidad (academia) con la sociedad, un propósito ligado al mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades vulnerables, aplicando directamente los avances en investigación en la solución de problemas reales y actuales de la población. De hecho, son procesos que ponen en práctica un conjunto de conocimientos, principios y valores transmitidos a través de los procesos de enseñanza-aprendizaje. 

 

Según la profesora Gladys Bernal Franco, adscrita al Departamento de Geociencias y Medioambiente quien lideró este proyecto de extensión solidaria, el objetivo era fomentar en las nuevas generaciones de la comunidad de Isla Fuerte, un sentido de pertenencia y conciencia sobre su entorno natural y la importancia de preservar y conservar los ecosistemas que la integran, además de generar un compromiso ambiental colectivo, hacia el futuro, donde la población tenga un uso sostenible de los recursos de la isla y puedan disfrutar del beneficio que estas riquezas naturales pueden generar.

 

 

Durante año y medio, 7 estudiantes, 2 profesionales y 2 profesores adscritos al Departamento de Geociencias y Medioambiente, Sergio Restrepo y Gladys Bernal, y la profesora Ligia Urrego, docente del departamento de Ciencias Forestales de la Facultad de Ciencias Agrarias, estuvieron diseñando una estrategia de educación ambiental, basada en las pedagogías con lúdica. “Esta estrategia se implementó con niños de la Institución Educativa de Isla Fuerte, se inició con 40 niños (20 de primaria y 20 de bachillerato), sin embargo, este número fluctuó en las distintas visitas, por lo que hubo un grupo permanente de 25 estudiantes y los demás asistieron intermitentemente”, manifestó la profesora Bernal Franco.

 

 

 

En ese proceso se resalta la gran colaboración de las directivas, administrativos y profesores de la institución educativa, que permitieron la realización de 2 visitas grupales y 2 visitas de acompañamiento.  “A lo largo de esas visitas se hizo una serie de actividades con los niños: recorridos por la isla observando el entorno y sus problemas ambientales; diversos juegos para construir conceptos; actividades de monitoreos y mediciones para aprender a investigar y actividades culturales”, agregó la investigadora principal.

 

Los Guardianes de la Isla

 

Ese fue el nombre que se adoptó en ese proceso de relacionamiento con la comunidad de Isla Fuerte, desde la primera visita que realizó la delegación de la Facultad, y que posteriormente se convertiría en el nombre del innovador y creativo juego de caja- creado en este proyecto de extensión solidaria- donde los jugadores deben defender la isla de las amenazas que se ciernen sobre ella, fomentando el buen manejo de los recursos de vegetación, fauna, cultura y hábitat. "Es un juego bellamente ilustrado, donde se recorre el territorio de la isla, y se rescatan todos sus elementos icónicos y culturales, es un material didáctico diseñado para que todos ganen en grupo, y enseña una gran lección: la protección del medio ambiente es una labor en comunidad", enfatizó Bernal Franco.

 

 

Una de las acciones de estas estrategias de educación ambiental, fue que durante las visitas, los niños y niñas participantes, debían organizarse en grupos e identificar un tema para trabajar y profundizar, y para lograrlo, se utilizaron distintos materiales, juegos didácticos y una biblioteca con información científica, allí se estudiaron temas relacionados con su entorno: oceanografía, climatología, geología, biología marina y manejo de residuos. 

 

 

A raíz, de que la estrategia no se pudo completar, debido a la contingencia global generada por el COVID-19 este proyecto continúo bajo la modalidad virtual, pero, por problemas de cobertura e internet finalmente se envío a la comunidad, pósters, recordatorios de los temas aprendidos y los reconocimientos respectivos por su participación. 

 

"Fue una experiencia muy bonita, fue mi primer acercamiento en un trabajo con las comunidades y considero que estos acercamientos de la academia a través de los profesores e investigadores, generan una gran apropiación de las personas con su Universidad Nacional de Colombia. Es evidente que después del proyecto, los niños sienten como propia a la UNAL, la piensan como el patrimonio de los colombianos. Lo que se espera es que varios de ellos hayan sentido que la Universidad es una opción de vida, y que la tienen cerca, a su alcance, que puede ser el puente para mejorar la calidad de vida de sus familias y de sus territorios", finalizó la profesora. 

 

Por: AMR

 

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