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El docente del curso Elementos de Máquinas II, Fernando Guevara Carazas, implementó un torneo de fútbol para la materia en el que sus estudiantes tuvieran que diseñar vehículos para competir, con el fin de evaluar el diseño, fabricación y funcionalidad del equipo. En un futuro espera que la iniciativa crezca, se consolide e incluso pueda servir de preparación para competencias internacionales.

 

Siete equipos se disputaron el torneo que congregó a la comunidad de Ingeniería Mecánica y a estudiantes de otros departamentos de la Facultad de Minas. Cada equipo, conformado por estudiantes de séptimo y octavo semestre, apadrinó a otro estudiante de primer semestre para que les ayudara con el montaje del carro.

 

El objetivo del apadrinamiento fue generar lazos entre los diversos niveles y principalmente que estudiantes de primeros semestres se motiven a continuar con la carrera. “Es increíble cómo este tipo de actividades los motivan, dicen: ‘yo ya quiero llegar a esas materias donde ellos hacen ese tipo de actividades’”, afirma Fernando Guevara.

 

Cada enfrentamiento constaba de dos tiempos de tres minutos cada uno, durante los cuales disponían de cinco bolas para meter la mayor cantidad de goles posibles. Las limitaciones técnicas eran un máximo de dos motores por vehículo, unas medidas de 20 centímetros de ancho por 30 de largo, no obstaculizar el arco ni incluir componentes como martillos o cuchillas para destruir los robots de los demás competidores.

 

El equipo ganador, conformado por Juan Manuel Macías, Valeria Bedoya y Laura Cristina Montoya, apostó por un diseño sencillo pero eficiente.

 

“Justamente el diseño que ganó me parecía particularmente óptimo porque tenía menos componentes mecánicos. Los sistemas mecánicos en la medida en que logren cumplir su función y tengan menos componentes son más confiables, tienen menos probabilidad de que fallen”, asegura el docente.

 

Por su parte, Juan Manuel Macías comenta que “el mayor aporte de esta actividad es a la creatividad y la forma de resolver los problemas, porque todos lo abordamos de una manera diferente: unos trataron de coger las pelotas y guiarlas, otros de cogerlas y llevarlas hacia atrás; nosotros tratamos de mirar lo más simple, la función única que fuera transportarlas y llevarlas sin tener que agarrarlas o alzarlas, la manera más fácil que vimos fue esa y nos dio muy buenos resultados”.

 

Adicional al diseño y elaboración de los vehículos, los estudiantes debían realizar un listado de los componentes y caracterización de cada uno, suponiendo que son sistemas mecánicos y eventualmente podrían necesitar reparación.

 

Fernando Guevara explica que “el objetivo era que ellos aprendieran a hacer el diseño conceptual, entregaron un informe con eso y era ver cómo plasmaban en un proyecto una idea o una necesidad que, por ejemplo, podría ser industrial; luego hay un proceso completo de fabricación y selección de elementos para terminar en un producto. Todo ese proceso lo aprenden en esa actividad a través del juego, cuando sean ingenieros y tengan una necesidad industrial puntual pues ya conocen el proceso, lo tienen claro”.

 

La idea de esta actividad surgió porque mientras Guevara estudiaba su doctorado en la Universidad de Sao Paulo este tipo de actividades eran muy comunes, e incluso sirven de preparación y clasificación para participar en un evento internacional llamado Robocom, donde asisten representantes de países como Estados Unidos, Brasil, Japón y Francia.  

 

“La idea es tal vez más adelante estar en un nivel de competir contra ellos y que logremos conseguir recursos para esto, porque por el momento son los estudiantes los que financian sus propios robots”, afirma el docente y agrega que en la medida en que el evento se vaya haciendo conocido podrán solicitar a Bienestar Universitario una infraestructura más adecuada para no interrumpir las clases que se desarrollan en los salones vecinos.

 

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