Se estima que esta temporada seca finalice a finales de marzo, y la segunda se vuelva a presentar entre junio y agosto.
Carlos David Hoyos Ortiz, profesor adscrito al Departamento de Geociencias y Medio Ambiente y gerente del Sistema de Monitoreo de Alertas Tempranas (Siata), aseguró que se está viviendo la primera temporada seca del año en el Valle de Aburrá. El fenómeno se intensifica por la baja nubosidad, y eso se traduce en una mayor entrada de la radiación, lo cual aumenta la temperatura en la superficie y la sensación térmica.
Las altas temperaturas aumentan porque el valle está muy urbanizado. Igualmente las coberturas superficiales son pavimento, concreto y no son agentes reguladores de la temperatura. Por ejemplo, “si se compara la temperatura de un pasto a la sombra, con un pavimento; el pasto a la sombra al medio día puede estar a unos 28 ó 30 grados centígrados mientras que el pavimento, que está al lado en una vía, puede llegar a 70 grados centígrados”, manifestó el profesor.
Los ciudadanos están expuestos cuando caminan porque reciben la alta radiación, y las emisiones de los cuerpos sólidos del pavimento y el concreto. “En general ese proceso de aumento de temperaturas debido a la cobertura superficial y la urbanización de las regiones se le ha llamado fenómeno de la Isla de Calor, es decir, superficies que son impermeables y no térmicamente reguladoras”, agregó Hoyos Ortiz.
El aumento de las temperaturas trae consigo efectos colectivos e individuales, los primeros se refieren a posibles incendios forestales y los segundos la exposición a los rayos. “En Medellín se ha registrado índices ultravioleta de 14 y 15, y el más alto que se reporta en el ámbito mundial es 16. Eso quiere decir que se recomienda usar protección solar”, explicó el profesor.
El profesor recordó que el concepto de Isla de Calor se refiere estrictamente al efecto en la temperatura de la región dado por el cambio en las coberturas superficiales que se han venido presentando y ocurre en todas las metrópolis del mundo.
“Es un fenómeno asociado a la metropolización, se han cambiado grandes cantidades de coberturas que podrán ser bosques o pastos por pavimento y concreto. La temperatura de los valles de las zonas urbanizadas aumenta aún más generado un cambio climático de origen local. Las temperaturas de las grandes ciudades a nivel mundial hoy en día son mucho más cálidas que hace 50 años”, finalizó el profesor.
Gisel Guzmán, estudiante de la Maestría en Ingeniería de Recursos Hidráulicos, actualmente realiza una investigación sobre los puntos calientes en la ciudad de Medellín.
“El proyecto apenas está comenzando pero ya arrojó un ejemplo, el barrio Castilla, al noroccidente de Medellín es más caliente que tricentenario a pesar de ser vecinos, tricentenario tiene un componente más fuerte de arborización”, explicó Guzmán.
Precisamente lo que se pretende es analizar esas condiciones inherentes a los diferentes barrios de Medellín y sus microclimas, “se desarrolló un mapa de temperatura superficial y se está verificando la información con ayuda de imágenes a muchas longitudes de onda”, enfatizó Guzmán.
Por: AMR