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Por: Juan José Parias Arango, estudiante de décimo semestre de Ingeniería geológica.

 

 

Introducción

 

En términos generales, se podría decir que la sociedad ha venido avanzando respecto a la integración del feminismo en la cotidianidad; particularmente, en el caso de Colombia, esto se ve reflejado con hechos como la aprobación de la paridad en las listas del Congreso, la despenalización del derecho al aborto o la iniciativa del gobierno que pretende crear un Ministerio de la igualdad. No obstante, aún hay mucho trabajo pendiente por hacer, sobre todo en áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas o STEM, (Science, Technology, Engineering and Mathematics); en estas áreas del conocimiento, es bastante notoria una brecha de género, en diferentes aspectos, desde la baja proporción de mujeres respecto a los hombres que son por ejemplo, admitidos a estas carreras.

 

 

Con este trabajo, se pretende conocer la forma en la que los y las estudiantes de la carrera ingeniería geológica de la Facultad de Minas perciben estas brechas de género, el impacto de diferentes fenómenos en esta brecha y, así mismo, se hablará sobre interseccionalidad para dar a conocer cómo varía estas percepciones de acuerdo al género y otros elementos identitarios de la persona.

 

 

1.       Metodología

 

Para realizar este estudio se realizó una entrevista a algunos estudiantes de ingeniería geológica, a través de plataformas virtuales o presencialmente, que consistía en una serie de preguntas previamente formuladas, con algunas preguntas de seguimiento que surgían para cada una en particular. Las preguntas tenían como eje central temas relacionados con la baja participación de las mujeres en carreras STEM y factores asociados a esto como la representación, visibilidad y la crianza. Adicionalmente, se indagó sobre la percepción de los individuos respecto a la interseccionalidad.

 

 

2.       Muestra

 

La muestra de entrevistados se compone de cinco estudiantes de últimos semestres de ingeniería geológica de la Facultad de Minas de la Sede Medellín de la Universidad Nacional de Colombia. Se buscó que la muestra fuera diversa, de modo que se pueda conocer la percepción de las brechas de género en carreras STEM a través de diferentes visiones; por esta razón, los estudiantes que participaron en este ejercicio provienen de 3 regiones distintas (Amazonía, Andina y Caribe) contando con dos del Distrito capital, además, estos son egresados de colegios públicos, privados e incluso rurales.

Inicialmente, se había pensado realizar esta entrevista solamente a mujeres, pues son la población directamente afectada, sin embargo, para poder mitigar las problemáticas relacionadas a las brechas de género, tanto hombres como mujeres deben estar enterados y contextualizados frente a estas desigualdades, de modo que se pueda dar una solución más óptima y se pueda llegar a acuerdos con mayor facilidad.

 

 

3.       Resultados y discusión

 

  • Brecha de género en carreras STEM 

De acuerdo con el Boletín del Observatorio de Asuntos de Género de la Universidad Nacional de Colombia (2018), el porcentaje de mujeres respecto a hombres que aspiran a esta universidad es bastante similar, con un índice de paridad de género (IPG) que oscila alrededor de 1, indicando una relación 50-50 respecto al género de los aspirantes. Sin embargo, al realizar una caracterización de los admitidos, se observa una reducción drástica de este índice, llegando a ser de 0.5, lo que se traduce en un porcentaje de mujeres admitidas que puede llegar a ser tan bajo como en el semestre 2014-1, donde las admitidas representaron un 29,47%.

 

Cuando se estudia más a fondo este problema, se hace evidente una gravedad mayor en áreas STEM, como se puede notar en el IPG para los admitidos de la Facultad de Minas de la sede Medellín, que llegó a ser inferior de 0.3 en 2012-2 y 2013-1; esto se generaliza para las demás sedes, como la Facultad de Ingeniería de la sede Bogotá, que presenta los IPG más bajos en comparación a las demás facultades de la sede. (Quintero y Caro, 2018)

 

 

Para evaluar la percepción o el conocimiento de esta situación, se preguntó a los participantes si consideran que las mujeres tienen alguna desfavorabilidad para acceder a carreras STEM, a qué fenómeno atribuyen la baja participación femenina en estas áreas y cómo es la proporción de mujeres/hombres en su cohorte.

 

 

En general, las mujeres identifican con facilidad su situación de desfavorabilidad para aplicar a carreras STEM, principalmente lo asocian a la cultura machista o a los roles que la sociedad asigna a cada género, enunciando que la cuestión no es que las mujeres tengan otros intereses, sino que se los imponen desde la crianza. Por el contrario, los hombres no perciben esta desfavorabilidad, incluso aunque admitan que la cultura machista asigna ciertos roles de género, lo cual es contradictorio; o también simplemente restan importancia al contexto social y piensan que esto es una decisión netamente individual, en la que la sociedad no tiene un papel relevante.

 

 

Un factor que llama la atención es que las entrevistadas perciben mayor participación femenina en su cohorte que la que identifican los hombres; es decir, para las mujeres esta relación es de 40:60, 50:50 e incluso mencionan casos de carreras STEM donde la mayoría de graduados fueron mujeres. Mientras que los hombres sí ven una brecha de género en su cohorte, en el que las mujeres representan un 20-30% de sus compañeros/as. Debido a esta diferencia, me puse en la tarea de evaluar esta proporción en dos asignaturas que estoy compartiendo con cuatro de los entrevistados (geología ambiental y estructural y tectónica), como resultado se tuvo una proporción del 30% al 33% de mujeres respecto a hombres.

 

 

Representación de mujeres en carreras STEM

 

En la geología ha habido diferentes mujeres que se han destacado por sus aportes científicos, como Lina María Echeverría, quién investigó las komatiitas de la isla Gorgona (SGC) hasta este año; sin embargo, no se les da tanta importancia y son poco reconocidas, por esto, en esta sección se pidió a los participantes que mencionen a tres mujeres destacadas en la geología, también se les preguntó si conocen a Lina María Echeverría y si piensan que la falta de conocimiento frente a la representación femenina impacta en su interés en carreras STEM.

 

 

Los entrevistados no identifican correctamente a las representantes femeninas en la geología y cuando conocían alguna, no sabían su apellido o no tenían claridad en su rol, como fue el caso de Clemencia Gomez, presidenta de la Asociación Colombiana de Geólogos y Geofísicos del Petróleo, cuyo rol confundieron con la dirección del Servicio Geológico Colombiano. Dos de las entrevistadas conocían a Lina María Echeverría por la divulgación que hizo la Facultad de Minas recientemente, pero no tenían claras sus investigaciones, lo que podría indicar que esta divulgación es un gran aporte, pero no es suficiente.

 

 

·         Visibilidad de mujeres con carreras STEM

 

Comúnmente, se encuentran monumentos o estatuas de personas de personas destacadas, usualmente, estos son personajes históricos como Simón Bolívar, pero en lugares como la Facultad de Minas se pueden encontrar monumentos de figuras importantes en áreas STEM, el común denominador entre ambos es que en los dos casos casi siempre son figuras masculinas (exceptuando al “rincón de las mujeres”). Análogamente, se evidencia que todos los salones o auditorios en la facultad tienen nombres masculinos; estos dos fenómenos invisibilizan el rol de la mujer en áreas STEM, impidiendo que las mujeres tengan un referente de inspiración que potencie su interés en esta área del conocimiento.

 

Respecto al grupo de entrevistados, tanto hombres como mujeres reconocen la importancia de la visibilidad de mujeres en carreras STEM para fomentar su interés en estas áreas, sin embargo, los participantes comentan que esta ha sido nula, enuncian que esto afecta indirectamente el interés femenino en participar en estas profesiones porque carecen de un modelo a seguir con el cual se puedan sentir identificadas e inspiradas; asimismo, la falta de visibilidad muestra que las mujeres no son valoradas en áreas STEM. Un entrevistado comenta que hay poca visibilidad porque anteriormente eran muy pocas o nulas las mujeres que participaban en la ciencia e ingeniería, lo cual es muy válido, pero esta participación ha venido aumentando, mientras que su visibilidad sigue siendo prácticamente nula.

 

 

No se puede culpar a los estudiantes por este desconocimiento, debido a que en ninguna materia se mencionan figuras femeninas que hayan aportado en la geología, pues estas son omitidas tanto en la bibliografía sugerida en los cursos como en el desarrollo de la asignatura, por lo que es imposible que tengan algún acercamiento a ellas. Adicionalmente, en las entrevistas se evidencia que los estudiantes ni siquiera son conscientes de la invisibilización de la mujer en la ciencia, lo que dificulta que realicen una búsqueda independiente de investigaciones o trabajos hechos por geólogas.

 

 

·         Crianza

 

En Quintero y Caro (2018) se muestra que los hombres tienen una notable ventaja en las competencias de análisis de la imagen y matemáticas en el examen de admisión; Mingo (2006) atribuye a esto factores de la crianza como los juegos que socialmente se asignan a los niños, pues incentivar las actividades como construir y armar pueden tener un impacto en el desarrollo de ciertas habilidades.

 

 

En general, las personas entrevistadas asocian fácilmente los juegos que socialmente se asignan a los niños con el desarrollo de ciertas habilidades o competencias, mientras que las niñas no tienen esta posibilidad, pues en sus juegos se les impone un desarrollo de características más maternales y relacionadas con el cuidado del hogar. Sin embargo, una de las entrevistadas menciona que actualmente a los niños no se les asigna los juguetes por su género, es decir, que un niño puede jugar con muñecas o una niña con carros; pienso que esta idea está muy desconectada con la realidad, ya que puedo evidenciar todo lo contrario en mi entorno social y familiar.

 

 

Otro caso que llama la atención, es un entrevistado que reconoce que desde la infancia los juguetes tienen un impacto, comentando que “desde allí se forma el pensamiento”, sin embargo, menciona que estos elementos no contribuyen al desarrollo de nuevas habilidades, pues atribuye estas habilidades a algo de nacimiento que se va desarrollando a lo largo de la vida. Esta percepción es bastante cuestionable e incluso contradictoria, pues desconoce que las niñas no van a tener ese primer acercamiento que potencie sus habilidades lógicas, incluso si estas habilidades fueran natales, los hombres tienen una mayor ventaja pues desde la niñez pueden desarrollarlas.

 

 

·         Interseccionalidad

 

Viveros (2016) define la interseccionalidad como una forma de teorizar y designar metodológicamente la percepción cruzada de las relaciones de poder, sobre todo en temas de género, raza y clase social, enuncia que este término es relativamente nuevo pero ya era abordado por el feminismo sin darle un nombre. Básicamente, la interseccionalidad busca relacionar diferentes características de los individuos para evaluar cómo la suma de ciertas características de su raza, género, clase social u orientación sexual, los hace más vulnerables a ciertas situaciones, por ejemplo, una mujer negra no sufre la misma discriminación que un hombre negro, pues esta no solo debe afrontar el racismo sino también la misoginia.

 

 

Particularmente, Quintero y Caro (2018) reportan que en la Universidad Nacional de Colombia, la población afrocolombiana admitida de 2010-2 a 2017-1 varía de 0.36% a 2.43%, mientras que los admitidos provenientes de comunidades indígenas varían de 1,87% a 2,97%. Se podría pensar que este dato es irrelevante pues al ser estos minorías, es proporcional al porcentaje de población afro e indígena nacional; no obstante, en el enfoque diferencial e interseccional del censo realizado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas [DANE] (2018), estas comunidades corresponden a casi un 15% de la población; adicionalmente, teniendo en cuenta la interseccionalidad es evidente que una mujer que pertenezca a estas comunidades va a tener muchas más dificultades para acceder a la educación superior, en comparación a una persona mestiza.

 

 

Asimismo, en Quintero y Caro (2018), se demuestra que los estratos socioeconómicos más bajos presentan tasas de absorción inferiores a las personas de estratos 5 y 6, es decir, la relación entre aspirantes y admitidos es menor en estratos bajos. Además, este es un caso perfecto de interseccionalidad, pues, aunque la cantidad de mujeres aspirantes de estratos 1 y 2 fue mayor a la cantidad de hombres, los admitidos de estos estratos fueron en su mayoría hombres, lo cual demuestra que el cruce entre género y clase social tiene un peso muy importante en el acceso a educación superior.

 

 

Teniendo presente esto, se hace importante hacer un estudio más profundo que no sólo evalúe el género, sino también la raza y clase social de los individuos, por esta razón, en este último segmento se preguntó a los entrevistados sobre la cantidad de personas afro o indígenas con las que ha compartido clase, sobre el estrato socioeconómico que predomina en la carrera y si considera que la admisión a la Universidad tiene un sesgo que afecta a las personas de estas etnias o de estratos bajos.

 

 

Respecto a la etnia, se observa que las personas entrevistadas no tienen claridad frente a lo que significa identificarse como afro, por lo que muchos no estaban seguros si habían compartido clase con alguno. Para el caso de los indígenas mencionan haber compartido clase con 1 o 2, sin embargo, no identifican un problema pues consideran que son minoría porque no tienen interés en presentarse, argumentando que la Universidad ya hace lo suficiente con proyectos como PEAMA o creen que estos representan el 20% de la comunidad estudiantil, lo cual es bastante contradictorio, pues si solo han compartido clase con 1 o 2, estos evidentemente no tienen porcentajes tan altos en la comunidad estudiantil.

 

 

Respecto al estrato socioeconómico, todos enuncian que el más común en los estudiantes es el estrato medio, pues los de estrato alto aspiran más a universidades privadas por los estereotipos que tienen las públicas. Además, todos identifican que el examen de admisión tiene un sesgo que afecta a los estratos bajos, pues estos no pueden acceder a una buena educación primaria y secundaria, por lo que su rendimiento en esta prueba no será tan bueno como el de las personas que pueden pagarse una educación de mejor calidad. Frente a esto, proponen soluciones interesantes como becas para poblaciones rurales, examen diferencial según el estrato socioeconómico o cursos nivelatorios gratuitos orientados a personas de estratos bajos.

 

 

·         Limitaciones

 

Uno de los principales factores que pueden afectar este estudio es que los entrevistados son relativamente cercanos a mi círculo social, lo que podría implicar que estos tienen una forma de pensar similar a mí y que sus opiniones no representen a los estudiantes de la carrera, en general; a esto se le debe sumar que las personas que acceden a participar de estas entrevistas suelen tener una cierta afinidad con estos temas.

 

 

Finalmente, el formato en el que se realizan las preguntas también puede afectar las respuestas, pues las personas entrevistadas se pueden intimidar al sentirse expuestas o confrontadas por un interlocutor, ocasionando que modifiquen sus respuestas o utilicen eufemismos para no mostrarse como personas misóginas o desinteresadas por el tema.

 

 

Conclusiones

  

Se necesita dar mayor visibilidad a los diferentes factores que condicionan la participación femenina en carreras STEM, pues a pesar de que la mayoría de las mujeres identifiquen fácilmente desfavorabilidad, para algunas no es tan claro y para el caso de los hombres, estos reconocen la falta de visibilidad o representación de la mujer en la ciencia o ingeniería, pero no son conscientes de su relación con la baja participación de la mujer en carreras STEM. Considero que, para dar una solución óptima a una problemática, se debe conocer con claridad todo su contexto, por lo que se hace necesaria una divulgación que muestre las raíces del problema. Es fundamental que todos los actores implicados entiendan que este no es un problema individual, sino que hay muchos factores sociales que tienen un gran peso en el acceso a la educación.

 

 

Algo interesante que se debería estudiar más a fondo es la percepción del IPG en la cohorte, pues los hombres identifican rápidamente una baja proporción de mujeres, mientras que las entrevistadas consideraban que el IPG era aproximadamente 1. Esto se puede deber a que en ingeniería geológica la participación no es tan baja como en ingeniería eléctrica, mecánica o de sistemas, haciendo que las mujeres sobreestimen este IPG al compararse inconscientemente con otras carreras. Para evaluar esta hipótesis se podrían realizar estas entrevistas a los estudiantes de otras ingenierías.

 

 

El tema más preocupante es la falta de análisis interseccional, es evidente que no hay claridad en ciertos conceptos pues los estudiantes no saben qué significa ser afro e ignoran que una mujer indígena tiene una desfavorabilidad mucho mayor que una mestiza para acceder a educación superior, pues comentan que estas comunidades ya tienen buena participación en la universidad o que ya se hace suficiente para que ingresen. Esto demuestra el grave desconocimiento que los estudiantes tienen frente a esta problemática.

 

 

Respecto al estrato socioeconómico, los estudiantes si identifican una problemática e incluso aportan algunas soluciones interesantes, sin embargo, considero que estas propuestas no son suficientes, pues se debe entender la dinámica de estas personas, entender que particularmente en estos estratos los jóvenes crecen con otras visiones del mundo y en una dinámica social que los impulsa a optar por trabajar luego de graduarse del colegio, en vez de tener un interés en acceder a la educación superior; particularmente, considero que las mujeres de estos estratos son presentan mayor desfavorabilidad para acceder a la universidad, pues usualmente es más notorio que su familia y la sociedad en general les asigna un rol de maternidad, de subordinación y limitada a las tareas del hogar, por lo que su proyecto personal se basa en formalizar una relación con un hombre que les provea y les dé una familia, esto se evidencia en las bajas tasas de absorción de mujeres respecto a hombres en estratos 1 y 2. (Quintero y Caro, 2018).

 

 

4.       Recomendaciones

  

Si bien los estudiantes entrevistados representan una importante diversidad en cuanto su ciudad de origen, su estrato socioeconómico, género y colegio del que egresaron, es posible que estos tengan una ideología similar a la mía, pues son cercanos a mi círculo social, por lo que se recomienda profundizar el estudio con una muestra más aleatoria y que incorpore una cantidad mayor de estudiantes. La metodología también podría variar, de modo que se mitigue la exposición a la que se enfrentan los participantes, podría ser con entrevistas anónimas o con formato de encuesta (escrito); si bien esto implica que no se podrán evaluar los gestos y reacciones de los entrevistados, estos tendrán más libertad para opinar y no se verán cohibidos en mostrarse “políticamente correctos”.

 

 

En general, los entrevistados realizan propuestas interesantes para abordar la visibilidad y representación de las mujeres en carreras STEM, considero que el hecho de que ciertos semilleros estudiantiles como Geolatinas se encarguen de divulgar y darles reconocimiento a los aportes de las geólogas en la ciencia e ingeniería es muy importante, pero pueden haber acciones complementarias. Las ingenierías de la Facultad de Minas tienen gran desconexión respecto a la parte social, si bien los estudiantes tienen la posibilidad de ahondar en estos temas con los créditos de libre elección, muchos prefieren invertirlos en materias disciplinares optativas o en cátedras a las que no le darán importancia y solo cursarán para subir el promedio; debido a esto, considero que, desde la normativa, se pueden establecer 2 materias obligatorias relacionadas con temáticas de ciencias sociales y humanas, una de las dos podría hablar solo la invisibilidad de las mujeres en la ciencia y aportes de las científicas en cada carrera. Además, en las materias introductorias se debería impartir, al menos, una sesión dedicada al impacto de las mujeres en cada carrera.

 

 

Adicionalmente, iniciativas como La Esquina de las Mujeres en la ciudad de Medellín son importantes porque buscan darles visibilidad a las mujeres históricas, sin embargo, tener un rincón aislado dedicado a las mujeres no es una solución muy eficiente, pues todos los interrogados desconocían este espacio. Lo ideal es incluir estos elementos de representación en la cotidianidad, como en el nombre de las materias y auditorios o construyendo monumentos en zonas más concurridas. (Ochoa y Toro, 2018)

 

 

Finalmente, respecto a la interseccionalidad pienso que se podría reformar el examen de admisión para que sea menos conceptual y más similar al de la Universidad de Antioquia, de modo que no se requiera un conocimiento profundo de áreas específicas (y que en ocasiones no tienen relación con la carrera a la que se aspira), sino que se evaluarían las competencias de lectura crítica y razonamiento lógico; en adición a esto, rescataría la propuesta de hacer preuniversitarios gratuitos para estratos bajos y personas afro e indígenas. También se podría establecer un porcentaje mínimo de estudiantes PEAMA, yo propondría que este fuera del 15%, tomando en cuenta la proporción de etnias afrocolombianas e indígenas en Colombia. Si bien muchos proponen un examen diferencial por estrato socioeconómico para mitigar el privilegio en el acceso a educación de mejor calidad en estratos altos, esta medida puede ser controvertida; además, muchos pueden falsificar su residencia, para acceder a este beneficio, por lo que una mejor propuesta es trabajar directamente con las comunidades, no sólo preparando a los jóvenes para el examen sino también incentivándolos a ellos y a los niños a acceder a educación superior.

 

 

Referencias bibliográficas

 

 

  • Harding, S. (1996). Ciencia y feminismo. Ediciones Morata.

 

  • Mingo, A. (2006). Quién mordió la manzana: sexo, origen social y desempeño en la Universidad. Fondo De Cultura Económica. USA.

 

  • Ochoa Sierra, M., & Toro Jiménez, J. (2018). La Esquina de las Mujeres en Medellín, Colombia: la construcción social del espacio. Perspectiva Geográfica, 23(2), 101-126.

 

  • Quintero, O., & Caro, C. (2018). ¿ Qué tan equitativo es el acceso a la Universidad Nacional de Colombia?: análisis comparativo de las poblaciones aspirantes y admitidas desde una perspectiva de género. Equidad-UN: Boletín del Observatorio de Asuntos de Género, (1).