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Para que Colombia controle mejor la epidemia por COVID-19, reduzca el número de muertos y contagiados, al igual que el impacto negativo en la economía y en el sistema de salud, la mejor alternativa sería implementar cuarentenas graduales.

Así lo plantea un estudio del ingeniero electrónico Jairo Espinosa, profesor de la Facultad de Minas en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien desarrolló modelos matemáticos epidemiológicos, económicos y de transporte que predicen el número de contagios en una zona determinada y los impactos en la economía por cuenta de la epidemia y las cuarentenas.

 

En sintonía con los anuncios presidenciales, dichos modelos también predicen alrededor de siete cuarentenas en año y medio. Para estas se propone un modelo alternativo con entradas y regresos graduales, diferente del modelo “todo o nada” aplicado en esta primera cuarentena, en la que se aísla o se permite todo contacto, de manera súbita y sin tiempo de preparación para el proceso. 

 

“El regreso gradual poscuarentena es el mecanismo inteligente que debemos manejar como sociedad y es menos costoso en términos tanto de impacto a la economía como epidemiológicos, en la reducción de muertos e infectados”, asegura el académico.

 

Una cuarentena gradual permite planificar las acciones y aplicar estrategias de control y mitigación más efectivas. Por ejemplo, se pueden definir qué lugares y poblaciones se someten a periodos más largos o más cortos de cuarentena; se puede programar un retorno laboral planificado por sectores de la economía y aumentar el número de camas hospitalarias para ampliar la capacidad de respuesta a los pacientes con COVID-19. Todas estas medidas ayudarían a reducir las pérdidas económicas y permiten determinar el momento de retomar la cuarentena.

 

Las cuarentenas intermitentes plantean el inicio y la duración del aislamiento, el tiempo de regreso a las actividades, los momentos de inicio de la cuarentena siguiente y del regreso, por espacios de tiempo que se determinen convenientes en cada momento y en cada lugar.

 

Cada cuarentena intermitente permite descongestionar el sistema de salud –desocupando camas– y el transporte público y prepararse para una nueva tanda de contagios.

 

El profesor Espinosa indica que ese ciclo no será igual para todo el país, porque cada región tiene sus particularidades. Por ejemplo la capacidad hospitalaria y la disponibilidad de camas es diferente en cada región, lo que hace que los ciclos de cuarentena puedan ser distintos para cada ciudad, y que a mayor capacidad hospitalaria pueda manejar mejor sus ciclos, tener ciclos más largos de actividad y no tendrá que repetirlos.

 

El ingeniero explica: “si se aumenta la capacidad hospitalaria se pueden lograr periodos mucho más prolongados de actividad, que es el objetivo. Al aumentar el número de camas, inmediatamente se empiezan a reducir los tiempos de la epidemia y el tiempo en que tiene que ir entrando la gente en cada labor, lo cual ayudaría a reducir mucho las pérdidas económicas y a reactivar las actividades. Por ello, desde el punto de vista económico, es fundamental aumentar la capacidad hospitalaria”.

 

Ahí es cuando se plantea la solución alternativa de hacer un retorno gradual a las actividades, que permite avisar a cada sector de la economía en qué fecha puede reanudarlas. “La economía no aguanta un paro súbito, perdemos mucho desde el punto de vista de salud pública y económico. La ventaja del retorno gradual es que ayuda a planificar mejor”, afirma el profesor Espinosa.

 

Por ejemplo: se puede programar un retorno laboral planificado en el sector de la construcción que es de los que mueve más empleo en el país, que abra turnos de trabajo a las 6, a las 7, a las 8 y a las 9 de la mañana, para que no entren todos los trabajadores a la misma hora al transporte público, se reduzcan riesgos y se reinicie la producción.

 

Se pueden ir integrando distintas actividades gradualmente, para que a medida que la epidemia progresa tenga menos personas que infectar y el incremento de los casos disminuya hasta ser soportable.

 

“Es necesario lograr que el contagio sea gradual para controlar la epidemia, porque así las personas podrán ser atendidas por el sistema de salud y tratarse la enfermedad como una gripa, sin que se compliquen las personas más susceptibles como adultos mayores y enfermos crónicos” explica el profesor Espinosa.

 

La clave es ir apretando y soltando el tiempo de aislamiento y el nivel de contacto gradualmente, actividad por actividad, seleccionando renglones de la economía y grupos de población.

(Por: OLML/MLA/LOF)

Tomado de Agencia de Noticias UNAL

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