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Implementar el transporte urbano sostenible en las ciudades requiere cambios e inversiones importantes. Al respecto, un experto en movilidad analiza la situación de Medellín, ciudad donde ya hay por lo menos 60.000 vehículos -entre particulares y de servicio público- que operan con gas natural; y donde se espera que en los próximos años se materialicen otras estrategias que buscan mitigar los efectos negativos del crecimiento de las ciudades y del transporte urbano.

 

 

El Proyecto de Transporte Urbano Sostenible (SUTP por sus siglas en inglés), apoyado por la agencia alemana de cooperación internacional, se encarga de asistir a las ciudades en desarrollo alrededor del mundo en la implementación de este tipo de transporte, dando a conocer información sobre experiencias internacionales, asesoramiento sobre políticas, entre otros.

 

Este proyecto propone una serie de principios encaminados a fortalecer el desarrollo del transporte urbano sostenible, entre ellas se destacan crear ciudades orientadas al transporte público, optimizar la malla vial y su uso, promover vehículos limpios, fomentar la caminata y el uso de la bicicleta, implementar mejoras en el transporte público, controlar el uso de vehículos motorizados, y gestionar el estacionamiento.

 

El docente y director del Departamento de Ingeniería Civil de la Facultad de Minas, Iván Sarmiento Ordosgoitia, opina que para hablar de sostenibilidad en el transporte urbano de Medellín hay que considerar tres factores: lo ambiental, la seguridad vial y lo económico.

 

Sarmiento afirma que entre el 60% y el 70 % de los contaminantes que se emiten a la atmosfera provienen del transporte, y que en Colombia mueren 6.000 personas al año por enfermedades respiratorias, muchas asociadas a la contaminación. En esta medida, la transición hacia un transporte sostenible se vuelve determinante para mejorar la calidad de vida de las poblaciones.

 

Al respecto, el docente comenta que Medellín le ha ido apostando a los buses que utilizan gas natural y resalta el proyecto Transporte Público de Medellín (TPM), liderado por la Secretaría de Movilidad de Medellín, que busca reorganizar en los próximos años todas las rutas, transformar la flota a vehículos a gas, que haya menos buses pero de más capacidad y que sean estos los que entren al centro de la ciudad.

 

El uso de los autos particulares y motos también requiere acciones, pues la contaminación ambiental no se limita sólo al transporte público. Sarmiento opina que una posible estrategia sería establecer políticas de parqueadero para sectores como el centro de Medellín y El Poblado, “para que la gente no lleve tanto sus vehículos a esas zonas tan congestionadas”.

 

Una de las propuestas del SUTP es disminuir la velocidad máxima permitida en algunas zonas con el fin de reducir la accidentalidad. Iván Sarmiento coincide en este punto y afirma que “sostenibilidad siempre nos lleva a pensar en medio ambiente, pero no pensamos que el principal ser vivo del ecosistema es el ser humano y ese es el que tenemos que cuidar primero. Si le cuidamos la salud con la reducción de emisiones, también cuidémoslo de los accidentes”.

 

Y agrega que aunque el código de circulación de tránsito establezca la velocidad máxima en 60 kilómetros por hora, los alcaldes pueden reglamentar velocidades inferiores para sus municipios.

 

En cuanto al tercer aspecto, el docente afirma que es necesario considerar que los transportes sean económicamente sostenibles a largo plazo, y que la transición hacia vehículos más limpios requiere importantes inversiones que no se logran de un día para otro.

 

“Si queremos modernizar el transporte necesitamos carriles exclusivos, estaciones de transferencia para hacer trasbordos, paraderos, patios para guardar buses y hacerles el mantenimiento adecuado… todo eso es transporte sostenible y necesita inversiones, no se le puede cargar todo a la tarifa, el Estado tiene que invertir mucho y a veces subsidiar”, agrega.

 

Finalmente, el docente destaca que el transporte masivo de la ciudad con el Metro, Metrocable y Metroplús persigue estos principios de aire limpio, seguridad y sostenibilidad económica; y que poco a poco se va dando la transición hacia los demás vehículos. También afirma que en Medellín se han implementado estrategias con miras a reducir contaminantes y promover el uso del gas natural vehicular, pero no se pueden dejar de lado los demás aspectos que garantizarían la sostenibilidad. 

 

 

 

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