Escudo de la República de Colombia

Medellín es una de las áreas pobladas en el mundo con mayor actividad de rayos. En Colombia, y en general en países del trópico, esta actividad dista mucho de la que se puede tener en otras latitudes, pues hay condiciones muy particulares que hacen que las descargas eléctricas atmosféricas (rayos) en algunos puntos sean más altas de lo esperado.

 

Teniendo en cuenta este panorama, investigadores del grupo Programa de Investigación sobre Adquisición y Análisis de Señales (PAAS-UN) de la Facultad de Minas en convenio con el Sistema de Alerta Temprana del Valle de Aburrá (SIATA) adelantan un proyecto para predecir el riesgo de impacto por rayos en la región.

 

“En Colombia jamás se habían realizado mediciones de ese estilo y mucho menos se habían entregado a la comunidad para poder emitir algún tipo de alarma, de consejo de seguridad en alguna situación. Todos los días escuchamos de accidentes de descargas en varias regiones del país, de muy alta actividad”. Afirma Javier Gustavo Herrera Murcia, profesor del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Automática de la Facultad de Minas, miembro del grupo de investigación PAAS-UN e investigador del proyecto.

 

Con 20 o 30 minutos de anticipación se podría predecir que una nube de tormenta en formación va a tener una intensidad lo suficientemente alta como para poner en riesgo a las personas que estén en el sector. De esta forma, se emitiría un mensaje de alerta a la comunidad para que eviten salir de sus casas, vehículos o permanecer en lugares abiertos. “Inclusive en su barrio, un impacto de una descarga en un poste cercano puede poner en riesgo a la persona”, agrega Herrera Murcia.

 

Con la instalación de tres sensores en distintos puntos de la ciudad (en una institución educativa en el centro de Medellín, en otra en Belén, y en Facultad de Minas de la Universidad Nacional –Robledo-), se medirá la variación del campo eléctrico ambiental en las zonas. Estos datos, junto con otras variables que monitorea el SIATA, servirán de insumo para determinar la probabilidad de que ocurra una tormenta y con ello el riesgo de impacto por una descarga.

 

La puesta en marcha de estos sensores está en su fase inicial, se espera que en un par de meses se hayan hecho las últimas adaptaciones para que estén funcionando adecuadamente y en un futuro se puedan hacer más instalaciones. “Cuando uno instala cualquier sistema por primera vez tiene que tener un periodo de tiempo para ajustar, calibrar y luego tener certeza de los resultados. Hemos hecho la medición de las tormentas más recientes de abril y con eso evaluamos la consistencia y validez de los resultados”, concluye el investigador.

 

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