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Un grupo de estudiantes de Seminario de Proyectos en Ingeniería III planteó la implementación de una planta osmodeshidratadora para cumplir esa acción.

 

Las frutas y verduras que no se alcancen a vender en la Central Mayorista de Itagüí van a parar a las canecas de basuras. De hecho en el 2015 la Fundación Central Mayorista recuperó 2.279 toneladas. Para no desperdiciar esa gran cantidad de alimentos en buen estado, un grupo de estudiantes de la Facultad de Minas creó un proyecto para diseñar una planta de osmodeshidratación que aumente su vida útil.

 

Igualmente en ese proceso obtener el snack de las frutas y verduras para luego comercializarlas y con el dinero obtenido ayudar a subsistir la fundación.

 

Según María Cristina Bolívar Restrepo, estudiante de Ingeniería Administrativa e integrante del proyecto, la fundación recogía la fruta de los comerciantes al finalizar el día, y la regalaba a las personas pertenecientes a la población vulnerable. Asimismo hacían varios proyectos de comedores para trabajadores de la Central Mayorista, o para otras fundaciones más pequeñas.

 

Sin embargo un año después la fundación reconoció que no podía aprovechar la fruta y no la estaba administrando de la mejor manera, debido a que ésta al día siguiente no presentaba su mejor calidad, fue en ese momento que la fundación contactó a los estudiantes para buscar una forma de darle solución a esa problemática.

 

“El proceso de osmodeshidratación consiste en extraer el agua de la fruta agrupando el azúcar por medio de una concentración hipertónica, lo que se hace es que se le quita el agua, que trae las bacterias, y hace que la fruta  se dañe mucho más rápido. Y así se aumenta su vida útil”, explicó Bolívar Restrepo.

 

Agregó que el proceso inicia con la recolección de las frutas, luego el transporte de éstas a la planta, allí se seleccionan las frutas de acuerdo a las normas técnicas y se analiza cuáles se pueden utilizar, posteriormente se les corta la cáscara y se trozan las frutas, finalmente pasan a una solución hipertónica, de alta concentración, que está a una presión osmótica alta y extrae el agua. Aclaró que las frutas y verduras conservan su sabor, color, textura, y olor.

 

Luego de ese proceso se obtienen los snacks en presentación de 70 gramos de frutas y verduras deshidratadas, según Bolívar Restrepo es un producto de excelente calidad y practicidad, con una prolongación de vida útil de aproximadamente de 6 meses, el cual conserva las propiedades. La planta contaría con una producción al año de 3.275.225 paquetes de 70 gramos, con unos costos unitarios de $836 y un precio al mercado de $1.087.

 

La inversión inicial sería de 384.2 millones de pesos, y se tendrían unos ingreso promedio al año de 4.078 millones de pesos. Y el target o consumidor final serían las personas entre los 5 y 65 años los cuales en la actualidad presentan un ritmo de vida agitado, deportistas, empresarios, estudiantes, e incluso niños quienes pueden adquirirlo y llevarlo fácilmente durante su rutina diaria.

 

Además, “con el azúcar que se le extrae a las frutas se pueden recuperar, como endulzante artificial para refrescos, ya que las propiedades, olor y sabor de la fruta o verdura que se deshidrató queda en la solución, entonces puede servir como saborizante natural para refrescos o para dulces, caramelos”, explicó Bolívar Restrepo.

 

Añadió que lo más beneficiados sería la fundación quien obtendría todos los recursos de la venta de los snacks e incluso el proyecto se pensó para exportar, porque la mayor población que está consumiendo frutas deshidratada es Europa, Asia, Canadá y Norteamérica. 

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