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El Grupo de Investigación en Geología Ambiental –GEA- de la Facultad de Minas organizó el IV Curso de Neotectónica y Paleosismología, que tuvo como tema central la sismicidad histórica, es decir, el registro de sismos ocurridos en el pasado que ayudan a calcular la probabilidad de que ocurran nuevamente. El curso contó con la participación de estudiantes, profesores, funcionarios y miembros de corporaciones que trabajan en el tema.

 

 

Armando Espinosa Baquero, geólogo y catedrático de la Universidad del Quindío, fue el invitado a dictar el curso que se realizó del 12 al 14 de agosto en el Área Metropolitana. Espinosa afirma que la sismicidad histórica es muy importante para los científicos pues permite entender los sismos que han ocurrido, los daños que han causado, en qué regiones y cómo prepararse para el futuro.

 

“Esa información da pautas muy importantes para los estudios científicos, nos dice cuáles son las zonas donde hay más sismos y qué temas hay que estudiar en cada zona: si hay que estudiar las fallas, si hay que poner más instrumentos… Por otro lado, que la comunidad conozca esa historia le ayuda mucho a la previsión, dicen que la mejor prevención es la memoria; en el sentido en que una comunidad recuerda los eventos anteriores y los conoce, puede tomar medidas”, afirma el geólogo.

 

Y agrega que en el contexto latinoamericano, Colombia tiene un nivel de sismicidad alto, con el agravante de que la mayoría de las ciudades están situadas en zonas sísmicas, “es decir que la población colombiana, en un alto porcentaje, está expuesta a la ocurrencia de sismos”.

 

Julieta Cecilia Gómez, profesional del Grupo de Gestión de Riesgo de la Subdirección Ambiental del Área Metropolitana, opina que la importancia de este curso recae en el acceso a fuentes de información que permitan encontrar eventos no conocidos hasta el momento. “Nosotros nos hemos basado mucho en los equipos y en la Red Sismológica Nacional, pero no tenemos esa historia desde la Colonia o desde que Medellín fue creada y fundada, eso sería un muy buen complemento”.

 

En este sentido, Albeiro Rendón Rivera, director de GEA, explica que cuando se estudian sismos hay tres fuentes de información: la que brindan los instrumentos; la que aportan las crónicas antiguas y periódicos; y la paleosismología, una disciplina que estudia el registro que dejan los grandes sismos ocurridos hace miles de años en las rocas y los suelos. Al respecto, explica que el curso se centró en la segunda fuente de información, por lo que incluyó un taller práctico de búsqueda y análisis de información histórica relacionada con los sismos en fuentes documentales.

 

Finalmente, Maritza Jaramillo Rodríguez, estudiante de último semestre de Ingeniería Geológica en la Facultad de Minas, opina que el curso permite complementar su formación académica, y concluye que con los recientes estudios de fallas activas en Antioquia se dio lugar a este evento para poder plantear un escenario en el que se puedan mover esos estudios de manera técnica, “como lo hace el profesor Armando Espinosa en el Quindío, que ya lleva mucho tiempo recopilando tantos datos, entonces lo que se espera es también poder avanzar en esa área”.

 

 

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