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¿Es posible conocer las prácticas de las culturas prehispánicas partiendo de registros minerales? Natalia Acevedo Gómez, estudiante del Doctorado en Ingeniería – Recursos Hidráulicos de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, desarrolla una tesis en la que a partir de un mineral llamado variscita busca reconstruir las rutas de comercio de la cultura Tairona y cómo era el clima en el pasado.

 

 

La geoarqueología es una disciplina que trata de resolver problemas arqueológicos a partir de métodos o técnicas de las ciencias de la tierra, entendiendo las interrelaciones entre el hombre y el medio ambiente. De esta forma, incluye diversas disciplinas como la arqueología, la antropología, la geología, la mineralogía, la paleontología, entre otras. 

 

Es en este campo en el que Natalia Acevedo junto con Marion Weber, profesora del Departamento de Geociencias y Medio Ambiente y directora del Museo de Geociencias de la Facultad de Minas, desarrolla su investigación.

 

En su tesis de maestría en Medio Ambiente y Desarrollo, Natalia analizó algunos artefactos de las colecciones patrimoniales del Museo del Oro del Banco de República buscando si nuestros antepasados habían usado jade, un mineral verde muy importante en la prehistoria, escaso y atractivo por su dureza, resistencia a la alteración y color. En esta búsqueda se encontró con otro mineral igualmente verde, que se estaba confundiendo con el jade y que nunca había sido reportado en Colombia: la variscita, que sería motivo de investigación en su tesis de doctorado.

 

Natalia explica que para determinar las posibles rutas de comercio, primero identifican los materiales arqueológicos que hay asociados a la cultura Tairona en los museos, por ejemplo collares con cuentas elaboradas en variscita, luego recolectan muestras en los lugares geológica y tectónicamente propicios para que ese material se forme. Una vez recolectadas, se hacen diferentes estudios tanto a algunas piezas de los museos como a las muestras provenientes de los yacimientos visitados, con el fin de identificar similitudes o diferencias y poder establecer si se trata de los mismos materiales y qué rutas utilizaban las culturas prehispánicas para comercializarlos.

 

“Un ejemplo muy fácil de entender: hay muchos depósitos de esmeraldas en el mundo, un gemólogo mira las inclusiones, la química, etc. y sabe si es de Colombia, de Rusia, de Estados Unidos, de Brasil… Eso significa que si un arqueólogo en muchos años se encuentra una esmeralda colombiana en Europa, puede proponer entonces que hubo interacción entre esas culturas, hubo comercio”, agrega Marion Weber.  

 

Hasta el momento las geólogas han adelantado la revisión de las colecciones arqueológicas en el Museo del Oro, el Instituto Colombiano de Arqueología e Historia, el Laboratorio de Arqueología de la Universidad del Norte y el Museo de la Universidad de Antioquia, y han realizado el trabajo de campo en Venezuela donde hay depósitos de variscita, que podría ser la posible fuente geológica de la que proceden muchos de los artefactos encontrados en los museos. El siguiente paso será comparar el material arqueológico y geológico para saber si efectivamente coinciden.

 

Lo que sí saben las investigadoras es que hubo un comercio muy activo de piezas hechas a partir de variscita, pues son muchas las cuentas y collares elaborados en ese material, que será muy valioso para trazar las rutas, ya que hay muy pocas minas reportadas a nivel mundial.

 

Pero además de poder establecer posibles rutas de comercio de los Tairona, el estudio de este mineral es importante porque está compuesto de fosfatos de aluminio hidratado, lo que permite estudiar el ciclo del fósforo y de esta forma las interacciones con el medio ambiente. “La formación del fosfato está directamente relacionada con las condiciones climáticas a las que estuvo sometido, poder hacer una reconstrucción a partir del ciclo del fósforo me permite saber a una escala de tiempo determinada cómo eran las condiciones ambientales en ese momento”, afirma Natalia.

 

Marion Weber concluye que uno de los problemas al trabajar con el material arqueológico es que no es tan fácil de intervenir, pues al ser patrimonial requiere de permisos especiales y lastimosamente las muestras muchas veces deben ser destruidas para hacer un buen análisis mineralógico. “Los resultados pueden ser supremamente importantes porque nos dan una idea de cuáles fueron las actividades de las culturas prehispánicas, en este caso la cultura Tairona, justo donde abunda este material verde”.

 

 

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